La prestigiada calificadora financiera estadounidense Moody´s con sede en Nueva York publicó el martes pasado su documento ejecutivo por medio del cual rebajó formalmente la calificación crediticia a Petróleos Mexicanos (Pemex), de “Ba 2” a “Ba 3”. Este indicador se fundamenta en el alto riesgo de liquidez en la cual se encuentra sostenida la paraestatal para el actual momento a julio del 2021 y asimismo al alto riesgo comercial que está experimentando en el crecimiento de sus capacidades de refinación y producción de combustóleo y petrolíferos, lo que invariablemente la hará generadora de mayores pérdidas operativas en el corto y mediano plazo. Dentro del amplio análisis documental que se encuentra a disposición de la opinión pública, se deja constancia también de la reducción en la Evaluación de Crédito de Referencia a “Caa 3” que va ligada directamente a los altos vencimientos de deuda que están apareciendo rutinariamente en los pasillos de Pemex. Así, las necesidades de liquidez de la empresa y el flujo de efectivo libre negativo aumentarán en los próximos tres años. En un dato no menor y que matiza de sobremanera la evaluación financiera de Moody´s, Pemex se ha enfrentado a pérdidas operativas en los últimos ejercicios anuales por casi 17 mil millones de pesos y aunque el crecimiento en la producción de petróleo y gas ha estado por debajo de los estándares promovidos al inicio de la actual administración pública federal, la calificadora advierte también que Pemex podrá continuar revirtiendo la caídas de producción como en los recientes dos años y esta tendencia factiblemente se mantendrá a lo largo del segundo semestre de 2021. Bajo esta coyuntura a todas luces compleja, Moody´s igualmente prevé que el gobierno federal continúe financiando los requerimientos de dinero en efectivo circulante solicitados por Pemex para así asistirla en sus obligaciones de amortizar la deuda de casi 6 mil millones de pesos en 2022 y 6.4 millones de pesos hacia 2023. Esto revela que la petrolera mexicana tiene una débil liquidez y depende necesariamente de la asistencia del gobierno federal en la obtención de flujo de efectivo diario. Frente al futuro algunos de los factores que posibilitarían el recobro de una “BCA” más alto serán la capacidad operativa de Pemex para recobrar su liquidez, fortalecer su inversión de capital y crecer responsablemente en la producción, algo que en estricta realidad se vislumbra poco alcanzable en virtud de la contracción económica que se viene experimentado en el país, a la pérdida de confianza de inversionistas hacia México y a que las economías de mercado se mantienen en una especulación generalizada. En esa proximidad inmediata surge también la coyuntura de la construcción de la Refinería Dos Bocas en Tabasco, misma que enfrenta serios señalamientos de impacto ambiental, ya que entre 2006 y 2007, el propio Pemex se comprometió a no edificar sobre áreas de manglares, pero finalmente se han adoptado definiciones en contrasentido. Con esta última calificación emitida por Moody´s, la utilidad de un proyecto de este calado comienza a ser ya motivo de amplios análisis técnicos por expertos en los procesos de refinación, quienes no necesariamente emitirán consideraciones macro financieras. Así es como, entre estas actualizaciones en las calificaciones crediticias a Pemex se vuelve urgente dotar de certeza institucional en su manejo administrativo en bien de su patrimonio y por supuesto de la nación que a lo largo de su historia contemporánea ha visto a la petrolera como ente insignia de la política de desarrollo económico y social desde la industria energética.
/ jueves 29 de julio de 2021