/ domingo 19 de abril de 2020

Después del Coronavirus

Veo todavía hermanos con cubrebocas y haciendo compras y más compras.

Veo los datos estadísticos mostrando los desastres de la pandemia.

Y veo la preocupación de los sacerdotes y autoridades por los estragos que están sucediendo.

Escucho comentarios sobre las variadas consecuencias que viviremos después del virus.

Escucho indicaciones muy parecidas o iguales a las escuchadas en el virus de la influenza.

Y escucho decir que este virus ataca más fuerte a las personas mayores de 65 años ¿ será por qué son los jubilados ?

Pienso en la cuarentena que han vivido miles y miles de familias en el mundo, y me pregunto: ¿ este sufrir tendrá una recompensa ?

Pienso en la pobreza, las consecuencias, las necesidades que vendrán a muchas familias durante el virus y después del virus.

Y pienso en el gran negocio que van hacer los laboratorios y las farmacias durante el virus y después del virus; me pregunto: ¿ será un amaño todo esto?

Propongo sigamos insistiendo todos en la prevención con el fin de hacer la cultura entre nosotros.

Propongo saquemos provecho de esta pandemia practicando la caridad con los hermanos necesitados a causa del virus.

Y propongo hagamos oración como la siguiente:

¡ Oh María ! tú resplandeces siempre nuestro camino como signo de salvación y esperanza.

Nosotros confiamos en ti,

salud de los enfermos.

Que junto a la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe, tú, salvación de todos los pueblos, sabes de que tenemos necesidad y estamos seguros que proveerás, para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría a la fiesta después de este momento de prueba.

Ayúdanos madre del divino amor, a confiarnos a la voluntad del Padre, y a hacer lo que nos diga Jesús, que ha tomado sobre sí, nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la Cruz, a la alegría de la resurrección.

Bajo tu amparo buscamos refugio Santa Madre de Dios. No desoigas nuestras súplicas, que estamos en la prueba, y líbranos de todo peligro, ¡ Oh virgen gloriosa y bendita ! ( Papa Francisco)

Veo todavía hermanos con cubrebocas y haciendo compras y más compras.

Veo los datos estadísticos mostrando los desastres de la pandemia.

Y veo la preocupación de los sacerdotes y autoridades por los estragos que están sucediendo.

Escucho comentarios sobre las variadas consecuencias que viviremos después del virus.

Escucho indicaciones muy parecidas o iguales a las escuchadas en el virus de la influenza.

Y escucho decir que este virus ataca más fuerte a las personas mayores de 65 años ¿ será por qué son los jubilados ?

Pienso en la cuarentena que han vivido miles y miles de familias en el mundo, y me pregunto: ¿ este sufrir tendrá una recompensa ?

Pienso en la pobreza, las consecuencias, las necesidades que vendrán a muchas familias durante el virus y después del virus.

Y pienso en el gran negocio que van hacer los laboratorios y las farmacias durante el virus y después del virus; me pregunto: ¿ será un amaño todo esto?

Propongo sigamos insistiendo todos en la prevención con el fin de hacer la cultura entre nosotros.

Propongo saquemos provecho de esta pandemia practicando la caridad con los hermanos necesitados a causa del virus.

Y propongo hagamos oración como la siguiente:

¡ Oh María ! tú resplandeces siempre nuestro camino como signo de salvación y esperanza.

Nosotros confiamos en ti,

salud de los enfermos.

Que junto a la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe, tú, salvación de todos los pueblos, sabes de que tenemos necesidad y estamos seguros que proveerás, para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría a la fiesta después de este momento de prueba.

Ayúdanos madre del divino amor, a confiarnos a la voluntad del Padre, y a hacer lo que nos diga Jesús, que ha tomado sobre sí, nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la Cruz, a la alegría de la resurrección.

Bajo tu amparo buscamos refugio Santa Madre de Dios. No desoigas nuestras súplicas, que estamos en la prueba, y líbranos de todo peligro, ¡ Oh virgen gloriosa y bendita ! ( Papa Francisco)

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