El Reporte de Estabilidad Financiera a Junio del 2021 del Banco de México resulta relevante ya que junto con el próximo reporte servirá para comparar el desarrollo de la economía en la primera mitad del año y la segunda.
Dicho reporte analizó cuatro riesgos macrofinancieros: 1) condiciones financieras globales más restrictivas y volátiles por un aumento mayor a lo anticipado de las tasas de interés y de la inflación en algunas economías avanzadas; 2) una recuperación de la economía global con mayor heterogeneidad entre sectores y países en el mediano plazo; 3) debilidad prolongada de la demanda interna, y 4) reducciones en la calificación crediticia soberana y de Pemex.
Los riesgos afectan a la totalidad del sistema financiero, y terminan repercutiendo de forma más grave a los pobres y a las PyMEs; en la presente columna describiremos únicamente el primero, la inflación, es decir el aumento generalizado de los precios, ya que es el indicador que la gente percibe de manera inmediata y le genera mayor preocupación al ver disminuida su capacidad de compra.
Cito el mismo documento: “la inflación ha registrado aumentos a nivel global en lo que va de 2021, derivados principalmente del incremento en los precios de los energéticos, así como de una base baja de comparación y de algunas presiones de costos, en un contexto de posturas de política monetaria en general altamente acomodaticia”, “Dichos episodios (de volatilidad) estuvieron asociados a preocupaciones sobre la inflación ante los señalados estímulos fiscales en Estados Unidos.”
El mismo Banco de México atribuye el fenómeno inflacionario al pésimo paquete fiscal de Joe Biden, presidente de Estados Unidos (EU) al inyectar 1.9 billones de dólares en marzo de 2021, no para invertir en el motor de producción si no a gasto social, e incluso dinero directo a las cuentas de las familias; aunque resulte muy populares estas medidas, en términos sencillos al aumentar el dinero circulante se provoca la subida de precios, por lo que resulta inútil el dinero extra; no obstante la misma fallida estrategia la pretende replicar para el próximo año.
En cuanto a las tasas de interés se menciona que los bonos soberanos de Estados Unidos constituyen una referencia para la determinación de precios de otros activos, ¿Cuáles son las consecuencias? podría afectar los flujos de capital hacia economías emergentes, incluida la mexicana, y exacerbar la salida de flujos de capital por parte de inversionistas extranjeros que se observó a inicios de 2021.
DATOS: En México, la mediana para las expectativas de la inflación general en la Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado de mayo de 2021 se ubicó en 5.00% para el cierre de año y en 3.61% para 2022.
Al mes de noviembre el Índice Nacional de Precios al Consumidor (indicador cuya finalidad es estimar la evolución de los precios) se ubicó en una inflación mensual de 0.84 con un acumulado en el año 5.76 y un anual de 6.24, con lo cual las expectativas fallaron, siendo un problema mas grande de lo esperado.
En EU, La tasa de variación anual del IPC (Índice de Precios al Consumo) en octubre de 2021 ha sido del 6,2%, 8 décimas superior a la del mes anterior. La variación mensual del IPC ha sido del 0,8%, de forma que la inflación acumulada en 2021 es del 6,2%. Podemos observar la interrelación del comportamiento de ambos países.
Ante las malas decisiones gubernamentales (en el caso de México la estatización de la economía con resultados inflacionarios y en Estados Unidos medidas de gasto y no de inversión) ¿Qué podemos hacer? tener un presupuesto familiar, recortar gastos no esenciales, buscar alternativas de ingresos y de consumo, además de hacer un uso responsable de las tarjetas de crédito o cualquier deuda no para gastos innecesarios si no para verdaderas necesidades, irónicamente todo lo que el gobierno federal no hace.