/ martes 17 de septiembre de 2024

La Constitución ha muerto

“La Constitución ha muerto”, así rezaba la frase qué, junto a una fotografía de Benito Juárez y banderas de México con moños negros, publicaron los hermanos Flores Magón en la fachada del edificio de “El hijo del Ahuizote”, como clara protesta a la dictadura de Porfirio Díaz.

Era 5 de febrero de 1903, día en el que se conmemoraba el aniversario de la promulgación de la Constitución de 1857. Paradójicamente, en este septiembre, en el que se celebran 214 años del inicio del movimiento de independencia, la aprobación de la Reforma Judicial nos recuerda esta icónica estampa de la historia nacional.

La Constitución muere cuando se rompe el máximo pacto que nos une como mexicanos y cuando se traicionan sus principios. No podemos perder de vista que nuestra Carta Magna es el resultado de varios siglos de movimientos que nos condujeron a lo que hoy somos como nación libre e independiente.

Nuestra Constitución se nutre del espíritu federalista de la Constitución de 1824, de la vocación liberal de la de 1857 y de la visión social de la de 1917 que, a lo largo de las décadas, ha evolucionado para continuar a la vanguardia en materia de Derechos Humanos.

La reforma está consumada, Morena hizo valer su mayoría en la Cámara de Diputados, sumó la traición de algunos senadores de la oposición y la mayoría de los congresos de las entidades de la República la dictaminaron a favor.

El PRI fue el único partido en el que todas y todos los integrantes de sus grupos parlamentarios en el Congreso de la Unión se mantuvieron firmes y votaron en contra de esta reforma que constituye un retroceso democrático.

Estamos frente a un momento inédito en la historia moderna del país, ya que dos poderes del Estado, en este caso el Ejecutivo y el Legislativo, se confabularon en contra del tercer poder, para darle a Morena el control del sistema de justicia.

La separación de poderes es la vía para garantizar la libertad y el acceso de las personas a todos sus derechos, porque evita la concentración del poder en una sola persona y con ello, se elimina el riesgo de que se abuse de este como ha ocurrido en diversos momentos a lo largo de la historia.

Seguramente vendrán diversos intentos de combatir esta Reforma sobre la que el Poder Judicial se ha mantenido firme en defensa de la patria. Como pronunciara el gran Benito Juárez, la democracia es el destino de la humanidad y la libertad su brazo indestructible.


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