/ miércoles 18 de septiembre de 2024

La mira en los pacientes pero el apoyo al personal de salud

La pandemia por COVID19 nos arrojó un sinnúmero de enseñanzas en todos los rubros de nuestra interacción social pero, por obvias razones, resalta el cambio que generó respecto de la concepción de nuestros propios sistemas de salud que, por muy avanzados colapsaron ante una circunstancia inédita para la cual no estaba preparado ni el sistema más sofisticado de atención de emergencia, propiciando que muchas de las muertes fuera debido a la falta de planeación, infraestructura y condiciones adecuadas para prestar el servicio médico. De hecho, de ahí surge el refuerzo del Día Mundial de Seguridad del Paciente que aparece en mayo de 2019 en el seno de la ONU sin saber todo lo que se enfrentaría la salud en términos de cuidados y del personal de la salud que quedó expuesto al frente del combate a ese flagelo mundial.

Ese día que se conmemoró ayer apenas como todos los días 17 de septiembre, nos pone enfrente los retos que ya tenía el personal de salud respecto a la seguridad del paciente, siendo el motor esencial de los cuidados que recibe y los alcances de su bienestar, al grado que una mala praxis en este sector o la falta de insumos para llevar a cabo su trabajo de forma correcta puede comprometer la vida de miles o millones de personas como pasó con el coronavirus.

Esta perspectiva basada en el paciente es un esfuerzo por concientizar a familiares de pacientes o cuidadores de estos para darles voz en el entendido que son quienes reciben la atención médica, de tal manera que ponerlos sobre la mesa implica poner énfasis en las necesidades que requieren y la forma de solventarlas, lo cual impacta directamente en el personal médico, de enfermería y administrativo en los hospitales donde, a pesar de tener el foco en quien recibe el servicio, suele ser invisibilizado.

La atención de la salud de forma segura es una política pública que poco o nada se ha explorado, al grado de creer que los servicios médicos funcionan de manera automática y se deben resolver de forma directa por medio de procedimientos donde importa más el proceso que lo que el paciente puede exteriorizar, lo cual tiene resultados funestos en muchas ocasiones, ya que se requiere involucrar al paciente en su tratamiento, además de centrar planes y políticas públicas en quien recibe la atención y no sólo en quien la otorga.

Curiosamente, este enfoque hacia el paciente da una vuelta y pone la atención sobre el personal que tiene trato directo con ellos. Es decir, tanto enfermeras, médicos de primera atención y cuidadores en algunos casos específicos son quienes se ven involucrados en el escuchar a los pacientes y otorgarles soluciones dignas, lo cual no ocurre si consideramos que no existen elementos de acción suficientes para soportar la enorme carga.

La pandemia arrojó las enormes deficiencias de nuestro sistema de salud que está muy lejos de consolidarse a una opción viable de atención universal, además de demostrar que el personal de la salud se encuentra totalmente desprotegido ante este tipo de eventualidades. Miembros de las diversas dependencias encargadas de ese tema fallecieron en las peores condiciones y alzaron la voz para demostrar que son el hilo más débil de la ecuación.

En el caso de nuestro Estado se han realizado esfuerzos puntuales, justamente en lo que respecta al personal otorgándoles nombramientos y escuchando las necesidades que son muchas a estas alturas, sin embargo, el objetivo es comenzar a atender todas esas disparidades del sistema. Parece un tema superficial, pero se ha demostrado que sin salud no hay sistema social que soporte y eso es lo que ha gritado muchas veces el pueblo de México sin ser escuchado.


La pandemia por COVID19 nos arrojó un sinnúmero de enseñanzas en todos los rubros de nuestra interacción social pero, por obvias razones, resalta el cambio que generó respecto de la concepción de nuestros propios sistemas de salud que, por muy avanzados colapsaron ante una circunstancia inédita para la cual no estaba preparado ni el sistema más sofisticado de atención de emergencia, propiciando que muchas de las muertes fuera debido a la falta de planeación, infraestructura y condiciones adecuadas para prestar el servicio médico. De hecho, de ahí surge el refuerzo del Día Mundial de Seguridad del Paciente que aparece en mayo de 2019 en el seno de la ONU sin saber todo lo que se enfrentaría la salud en términos de cuidados y del personal de la salud que quedó expuesto al frente del combate a ese flagelo mundial.

Ese día que se conmemoró ayer apenas como todos los días 17 de septiembre, nos pone enfrente los retos que ya tenía el personal de salud respecto a la seguridad del paciente, siendo el motor esencial de los cuidados que recibe y los alcances de su bienestar, al grado que una mala praxis en este sector o la falta de insumos para llevar a cabo su trabajo de forma correcta puede comprometer la vida de miles o millones de personas como pasó con el coronavirus.

Esta perspectiva basada en el paciente es un esfuerzo por concientizar a familiares de pacientes o cuidadores de estos para darles voz en el entendido que son quienes reciben la atención médica, de tal manera que ponerlos sobre la mesa implica poner énfasis en las necesidades que requieren y la forma de solventarlas, lo cual impacta directamente en el personal médico, de enfermería y administrativo en los hospitales donde, a pesar de tener el foco en quien recibe el servicio, suele ser invisibilizado.

La atención de la salud de forma segura es una política pública que poco o nada se ha explorado, al grado de creer que los servicios médicos funcionan de manera automática y se deben resolver de forma directa por medio de procedimientos donde importa más el proceso que lo que el paciente puede exteriorizar, lo cual tiene resultados funestos en muchas ocasiones, ya que se requiere involucrar al paciente en su tratamiento, además de centrar planes y políticas públicas en quien recibe la atención y no sólo en quien la otorga.

Curiosamente, este enfoque hacia el paciente da una vuelta y pone la atención sobre el personal que tiene trato directo con ellos. Es decir, tanto enfermeras, médicos de primera atención y cuidadores en algunos casos específicos son quienes se ven involucrados en el escuchar a los pacientes y otorgarles soluciones dignas, lo cual no ocurre si consideramos que no existen elementos de acción suficientes para soportar la enorme carga.

La pandemia arrojó las enormes deficiencias de nuestro sistema de salud que está muy lejos de consolidarse a una opción viable de atención universal, además de demostrar que el personal de la salud se encuentra totalmente desprotegido ante este tipo de eventualidades. Miembros de las diversas dependencias encargadas de ese tema fallecieron en las peores condiciones y alzaron la voz para demostrar que son el hilo más débil de la ecuación.

En el caso de nuestro Estado se han realizado esfuerzos puntuales, justamente en lo que respecta al personal otorgándoles nombramientos y escuchando las necesidades que son muchas a estas alturas, sin embargo, el objetivo es comenzar a atender todas esas disparidades del sistema. Parece un tema superficial, pero se ha demostrado que sin salud no hay sistema social que soporte y eso es lo que ha gritado muchas veces el pueblo de México sin ser escuchado.