/ lunes 19 de agosto de 2024

¡No alcanza ni para los tacos!

La inflación no cede y ello pone en jaque a millones de familias mexicanas, porque el poder adquisitivo de sus ingresos se mengua cada vez más.

De acuerdo con lo reportado por el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), en el mes de julio pasado se ubicó en 5.5 por ciento de manera general.

No obstante, al segmentar se detecta que hay rubros en donde es aún mayor el porcentaje de incremento en los precios de productos.

Tal es el caso de los antojitos mexicanos, que como lo informamos en esta casa editorial la semana pasada, el aumento en los precios de tortas, tacos y otros alimentos de este tipo fue de 7.73 por ciento, con base en datos emitidos por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).

Las constantes alzas en el valor comercial de estos y otros productos, así como de la mayoría de los servicios, son la causa de que el salario alcance cada vez para menos cosas.

Por ello tiene lógica lo señalado por la consultora EY respecto de que ocho de cada 10 mexicanos están preocupados por el aumento en los costos de alimentos y productos básicos.

Además, como consecuencia de la disminución en el poder adquisitivo, la mayor parte de los mexicanos viven con una deuda a cuestas, ya sea pequeña o incluso impagable, prácticamente todos vivimos de prestado y muchos se ven inevitablemente obligados a pagar intereses ante la imposibilidad de liquidar la totalidad de lo que deben. Los únicos beneficiados son los bancos y aquellas instituciones que otorgan el crédito.

LOS JÓVENES, DE LOS MÁS AFECTADOS

Desafortunadamente son los jóvenes quienes resultan más afectados por esta situación, ya que de acuerdo con la experta en finanzas, Isabel Martínez, el 70 por ciento de las personas entre 19 y 28 años de edad y que trabajan, ya tienen deudas impagables.

Es importante subrayar que ese porcentaje corresponde sólo a los jóvenes de dicho rango de edad que viven en el estado de Hidalgo.

A lo anterior hay que sumarle que muchos de ellos laboran en la informalidad, por lo que carecen de prestaciones y no están aportando a un fondo para el retiro, lo cual les coloca en una situación todavía más vulnerable.

Se trata de una generación más que no escapa al endeudamiento como la única forma de sobrevivir en este mundo en el que prevalece el consumismo, como una forma para el ser humano de sentirse parte de un segmento de la sociedad.

Por ello los bancos han tenido que expedir cuentas bancarias de ahorro sin exigir que haya un mínimo de dinero en ellas, pues saben que los jóvenes no tienen un buen manejo de sus finanzas personales.

SALARIOS BAJOS

Un factor fundamental en todo esto es el salario, ya que actualmente la generación de empleos viene acompañada de remuneraciones cada vez más bajas, a sabiendas de que la competencia por un puesto de trabajo es amplia y cualquiera puede aceptar esas condiciones salariales, ante la necesidad de tener un ingreso por mínimo que sea.

Por lo tanto, la riqueza se concentra en pocas manos y la mayoría de los hidalguenses y de los mexicanos ya la tienen que pensar dos veces para llevar a la familia a cenar unos tacos.

Algo tendrán que hacer nuestras autoridades y la clase empresarial para evitar que la desigualdad continúe creciendo en la entidad y en el país, ya que la pobreza se convierte en enojo, desesperación y frustración, lo cual puede traer problemas sociales.


La inflación no cede y ello pone en jaque a millones de familias mexicanas, porque el poder adquisitivo de sus ingresos se mengua cada vez más.

De acuerdo con lo reportado por el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), en el mes de julio pasado se ubicó en 5.5 por ciento de manera general.

No obstante, al segmentar se detecta que hay rubros en donde es aún mayor el porcentaje de incremento en los precios de productos.

Tal es el caso de los antojitos mexicanos, que como lo informamos en esta casa editorial la semana pasada, el aumento en los precios de tortas, tacos y otros alimentos de este tipo fue de 7.73 por ciento, con base en datos emitidos por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).

Las constantes alzas en el valor comercial de estos y otros productos, así como de la mayoría de los servicios, son la causa de que el salario alcance cada vez para menos cosas.

Por ello tiene lógica lo señalado por la consultora EY respecto de que ocho de cada 10 mexicanos están preocupados por el aumento en los costos de alimentos y productos básicos.

Además, como consecuencia de la disminución en el poder adquisitivo, la mayor parte de los mexicanos viven con una deuda a cuestas, ya sea pequeña o incluso impagable, prácticamente todos vivimos de prestado y muchos se ven inevitablemente obligados a pagar intereses ante la imposibilidad de liquidar la totalidad de lo que deben. Los únicos beneficiados son los bancos y aquellas instituciones que otorgan el crédito.

LOS JÓVENES, DE LOS MÁS AFECTADOS

Desafortunadamente son los jóvenes quienes resultan más afectados por esta situación, ya que de acuerdo con la experta en finanzas, Isabel Martínez, el 70 por ciento de las personas entre 19 y 28 años de edad y que trabajan, ya tienen deudas impagables.

Es importante subrayar que ese porcentaje corresponde sólo a los jóvenes de dicho rango de edad que viven en el estado de Hidalgo.

A lo anterior hay que sumarle que muchos de ellos laboran en la informalidad, por lo que carecen de prestaciones y no están aportando a un fondo para el retiro, lo cual les coloca en una situación todavía más vulnerable.

Se trata de una generación más que no escapa al endeudamiento como la única forma de sobrevivir en este mundo en el que prevalece el consumismo, como una forma para el ser humano de sentirse parte de un segmento de la sociedad.

Por ello los bancos han tenido que expedir cuentas bancarias de ahorro sin exigir que haya un mínimo de dinero en ellas, pues saben que los jóvenes no tienen un buen manejo de sus finanzas personales.

SALARIOS BAJOS

Un factor fundamental en todo esto es el salario, ya que actualmente la generación de empleos viene acompañada de remuneraciones cada vez más bajas, a sabiendas de que la competencia por un puesto de trabajo es amplia y cualquiera puede aceptar esas condiciones salariales, ante la necesidad de tener un ingreso por mínimo que sea.

Por lo tanto, la riqueza se concentra en pocas manos y la mayoría de los hidalguenses y de los mexicanos ya la tienen que pensar dos veces para llevar a la familia a cenar unos tacos.

Algo tendrán que hacer nuestras autoridades y la clase empresarial para evitar que la desigualdad continúe creciendo en la entidad y en el país, ya que la pobreza se convierte en enojo, desesperación y frustración, lo cual puede traer problemas sociales.