De familia le venía lo valiente, lo leal y el amor a la patria.
Su sangre fue heredera del coraje para oponerse a las injusticias.
Siendo adolescente, contaba con 16 años, ingresó a las fuerzas armadas Mexicanas
Su espíritu combatiente, fue fundamental para lograr la preparación en la técnica del combate
En campo abierto y sin medir las dimensiones de sus enemigos, combatió siempre con valentía y ante las balas, se mantuvo siempre sereno.
Las tropas veían en él a un hombre resuelto, a un militar confiable, decidido y seguro.
Fueron varias las campañas que hizo por la República Mexicana, en la Batalla de la Angostura cayó gravemente herido, pero su fortaleza lo llevó a recuperarse para luego quedar al frente del Batallón de San Blas con el que combatió mano a mano en la Batalla de Cerro Gordo en los límites de Xalapa, Veracruz.
Por los méritos mostrados, logró el grado de teniente.
En 1846 el ejercito de EU, rompió las hostilidades y meses después; el 12 de septiembre de 1847 comenzó su ataque al colegio del cerro de Chapultepec
Xicoténcatl al frente de su batallón reforzó la defensa del Colegio Militar pero recibió la orden de retirarse la noche del mismo día. No lo hizo. No dejaría solos a los cadetes. De Chapultepec era el último bastión mexicano
Se respiraba la tragedia, el ejército invasor escalaba las faldas del cerro, Xicoténcatl, como en otras ocasiones tomo su sable y combatió demostrando que en sus venas corría sangre guerrera. Y junto junto con su batallón asumió la defensa del colegio con 400 hombres a bayoneta, pero ante el empuje de los invasores, que lo superaba en diez a uno, su batallón fue diezmado.
Al estar batiéndose, observó que el abanderado de su batallón cayó, y acudió a tomar la bandera, pero fue herido, sangrando intentó tomar la enseña y de nuevo otro disparo, tomó la bandera, se puso de pie y animó a sus hombres a seguir combatiendo, un disparo más; el tercero, y cayó envuelto con la bandera de su batallón.
El total de disparos recibidos por Xicoténcatl fueron 14. Ninguno por la espalda. Cayó sin vida en el campo de batalla que regó con su sangre de valiente.
Felipe Santiago Xicoténcatl murió en esta su última batalla como un héroe
Felipe Santiago Xicotencatl; un soldado en toda la línea que debe ser representate de los más altos y nobles valores de los mexicanos, que dejó claro que ¨morir es nada, cuando por la patria se muere¨.
Felipe Santiago Xicoténcatl nació en Tlaxcala el 1 de mayo de 1806.