Héctor Escalante
Las campañas políticas nos dejan muchas cosas: millones de spots, promesas, debates, algunas propuestas, ataques entre candidatos, mentiras, “fake news”, unas cuantasideas y mucha, mucha polarización.Las redes sociales se han convertido en el campo de cultivo de la intolerancia y los insultos, en la válvula de escape del enojo y de la frustración de millones de personas.
Es el espaciodonde unos defienden a su candidato atacando con cualquier clase de insultos y amenazasa los otros aspirantes y a sus seguidores. Es el lugar ideal paraseñalar al otro por su forma de pensar sin tolerancia alguna. Dejó de ser un espacio para contrastar ideas y se convirtió en un triste ring de lucha, incluso con golpeadores profesionales, que se dedican solamente a eso, a golpear con caracteres.
La polarización en las campañas se exacerba con forme van avanzando y se acerca el día de la elección, el fanatismo que profesan algunos seguidores respecto a sus candidatos se vuelve de alguna manera irracional, pareciera que en muchos casos se apoderó de ellosuna nube que no les permite ver más allá de lo que quieren ver.Ante la incapacidad de contrastar ideas la salida fácil es el insulto y la descalificación.
Esas plataformas que inicialmente buscamos para compartir anécdotas familiares, ideas y que nos permitieron acercarnos a gente lejana,hoy no son otra cosa más que un lugar que nos provoca desdén. Con menos ánimo nos acercamos a nuestras redes para leer noticias falsas disfrazadas de propaganda política que nos comparte la tía, el amigo o la prima.
Los políticos juegan también ese juego, de forma matizada pero no por ello es menor la irresponsabilidad de su juego,descalificanalcontrincante, con o sin argumentos sólidos,y sus declaraciones son pólvora para su ejército de seguidores que no ven más allá de lo que les dicen y de lo que quieren ver.
Desde hace años México se encuentra en medio de desencanto social, el mensaje de buenos contra malos o ricos contra pobres no ayuda en nada, no necesitamos más fuego en un país que de por sí ya está caliente por los miles de problemas que enfrentamos. Necesitamos a un líder que pueda unirnos y no provocar esa separación que nos hace cada vez más daño.
Las campañas políticas son necesarias, a pesar de lo saturados que nos sentimos en medio de ellas, los candidatos tienen la obligación de brindarnos propuestas, pero también nosotros como ciudadanos tenemos que buscar en sus plataformas lo que nos ofrecen. Disentir es fundamental en una democracia, contrastar ideas es lo más sano para poder llegar a acuerdos.
Lo que debemos evitar a toda costa es la polarización y la descalificación del otro por no pensar como uno, por no apoyar al candidato de su preferencia, no debemos de convertirnos en un país de unos contra otros yde verdades absolutas que pasan por encima de los demás. Somos mucho más que eso y pornuestro bien lo más sano es no calentar más el ya agitado animo de nuestro entorno social.
Ojalá que no pierdan amigos en el camino, porque la elección del 1 de julio quedará en la historia, habrá un ganador pero también 4 perdedores y sus seguidores no van mudarse a otro país. Ganadores y perdedores estaremos juntos a partir del 2 de julio, más vale estar en paz.
Punto y aparte.
El debate sigue dando de qué hablar. Anaya parece que ganó, AMLO le pide a los suyos apoyo “sin insultos”, los demás hacen esfuerzo por no quedarse atrás. Nos faltan dos meses de campaña, tomemos aire.