/ martes 29 de octubre de 2024

Se acaba nuestro bono demográfico

Hace apenas algunos años, se decía que el nuestro era un país joven porque su edad promedio era menor a los 29 años; entonces se hablaba del bono demográfico.

¿Qué es el bono demográfico? En palabras sencillas, el bono demográfico se refiere a un lapso durante el cual la población en edad de trabajar de un país es mayor que la población no trabajadora, lo cual favorece el crecimiento económico nacional. Según los especialistas, este fenómeno ocurre por única ocasión en la vida de un país.

La población económicamente activa es la que sostiene a la población que no trabaja, es el caso de los menores y de las personas adultas mayores a las cuales se deben cubrir los gastos de alimentación, vestido, vivienda, cuidados, y otros.

Por desgracia, el bono demográfico se ha desaprovechado sobre todo porque las políticas públicas llevadas a cabo no han servido para superar las condiciones socioeconómicas imperantes en el país, una de ellas es la beca “Jóvenes construyendo el Futuro”.

“Jóvenes construyendo el Futuro” es uno de los programas del bienestar dirigido a personas entre 18 y 29 años que no estudian ni trabajan y que además de recibir un apoyo monetario, reciben capacitación hasta por 12 meses en alguna empresa.

Para nadie es desconocida la corrupción que envuelve a este programa, independientemente de sus pobres resultados: solo 4 de 10 becarios consiguen un trabajo de mediana importancia y salario.

Recientemente este programa se elevó a rango constitucional con el voto a favor de las y los legisladores del Partido Acción Nacional, porque estamos convencidos de que invertir en la educación, capacitación, empleo y salud de nuestra juventud es lo que podrá ayudar al desarrollo de nuestro país. Pero también pugnamos por que el programa “Jóvenes construyendo el futuro” se convirtiera en un programa de carácter universal, porque también creemos que las y los jóvenes que estudian y trabajan merecen un incentivo, sobre todo para prevenir la deserción escolar.

¿Y por qué esto es importante?

A partir de la década de los setenta del siglo pasado se produjo un descenso de la natalidad y desde entonces la esperanza de vida se ha venido incrementado provocando un aumento de la población de más de 65 años, la cual, teóricamente, no es económicamente productiva. Es decir, que para subsistir, los mayores de 65 años dependen de alguien que se encuentre en plena capacidad productiva.

Aunque según INEGI la razón de dependencia ha disminuido de 99.7 a 50.3 dependientes por cada 100 personas en edad de trabajar en 2020, esta tendencia empezará a revertirse hacia 2030, año a partir del cual el envejecimiento de la población mexicana se irá incrementando y de nuevo la razón de dependencia también aumentará.

Es un hecho que las autoridades de nuestro país no están pensando en estas cosas, y por razones estrictamente ideológicas quieren que todas y todos nos volvamos dependientes: no solo las personas adultas mayores, también las y los jóvenes que deberían ser la esperanza que nos mueve a seguir adelante y desarrollarnos.

El bono demográfico se está acabando y no se ha hecho nada para aprovecharlo.

Napoleón I decía “Es injusto que una generación sea comprometida por la precedente. Hay que encontrar un modo de preservar a las venideras de la avaricia o inhabilidad de las presentes” Hagámonos cargo de eso.


Hace apenas algunos años, se decía que el nuestro era un país joven porque su edad promedio era menor a los 29 años; entonces se hablaba del bono demográfico.

¿Qué es el bono demográfico? En palabras sencillas, el bono demográfico se refiere a un lapso durante el cual la población en edad de trabajar de un país es mayor que la población no trabajadora, lo cual favorece el crecimiento económico nacional. Según los especialistas, este fenómeno ocurre por única ocasión en la vida de un país.

La población económicamente activa es la que sostiene a la población que no trabaja, es el caso de los menores y de las personas adultas mayores a las cuales se deben cubrir los gastos de alimentación, vestido, vivienda, cuidados, y otros.

Por desgracia, el bono demográfico se ha desaprovechado sobre todo porque las políticas públicas llevadas a cabo no han servido para superar las condiciones socioeconómicas imperantes en el país, una de ellas es la beca “Jóvenes construyendo el Futuro”.

“Jóvenes construyendo el Futuro” es uno de los programas del bienestar dirigido a personas entre 18 y 29 años que no estudian ni trabajan y que además de recibir un apoyo monetario, reciben capacitación hasta por 12 meses en alguna empresa.

Para nadie es desconocida la corrupción que envuelve a este programa, independientemente de sus pobres resultados: solo 4 de 10 becarios consiguen un trabajo de mediana importancia y salario.

Recientemente este programa se elevó a rango constitucional con el voto a favor de las y los legisladores del Partido Acción Nacional, porque estamos convencidos de que invertir en la educación, capacitación, empleo y salud de nuestra juventud es lo que podrá ayudar al desarrollo de nuestro país. Pero también pugnamos por que el programa “Jóvenes construyendo el futuro” se convirtiera en un programa de carácter universal, porque también creemos que las y los jóvenes que estudian y trabajan merecen un incentivo, sobre todo para prevenir la deserción escolar.

¿Y por qué esto es importante?

A partir de la década de los setenta del siglo pasado se produjo un descenso de la natalidad y desde entonces la esperanza de vida se ha venido incrementado provocando un aumento de la población de más de 65 años, la cual, teóricamente, no es económicamente productiva. Es decir, que para subsistir, los mayores de 65 años dependen de alguien que se encuentre en plena capacidad productiva.

Aunque según INEGI la razón de dependencia ha disminuido de 99.7 a 50.3 dependientes por cada 100 personas en edad de trabajar en 2020, esta tendencia empezará a revertirse hacia 2030, año a partir del cual el envejecimiento de la población mexicana se irá incrementando y de nuevo la razón de dependencia también aumentará.

Es un hecho que las autoridades de nuestro país no están pensando en estas cosas, y por razones estrictamente ideológicas quieren que todas y todos nos volvamos dependientes: no solo las personas adultas mayores, también las y los jóvenes que deberían ser la esperanza que nos mueve a seguir adelante y desarrollarnos.

El bono demográfico se está acabando y no se ha hecho nada para aprovecharlo.

Napoleón I decía “Es injusto que una generación sea comprometida por la precedente. Hay que encontrar un modo de preservar a las venideras de la avaricia o inhabilidad de las presentes” Hagámonos cargo de eso.


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