/ miércoles 4 de septiembre de 2024

Un placer servir a las y los hidalguenses

Históricamente, formar parte de un cuerpo senatorial implica una responsabilidad más alta, incluso, que el mandatario, ya que en un Senador se materializa la experiencia y la sabiduría, además de muchas otras virtudes deseadas por la población en general y cultivadas durante muchos años de conocimiento en la administración pública. Es entonces, sin lugar a dudas, la responsabilidad más prestigiada que cualquier persona puede tener y, para ello, debe responder con resultados, con ecuanimidad y con una permanente apertura al diálogo y a las voces de todos los que se involucran en un recinto para definir el mejor destino para los miembros de una República Federal.

Durante el tiempo que estuve en el Senado de la República mi compromiso fue absoluto y de trabajo constante que se materializó en productos legislativos alejados de toda polémica porque siempre se buscó un beneficio colectivo y si en algunos casos no llegó hasta la aprobación, por lo menos dejamos un precedente para el debate público en esta legislatura que comienza.

El papel del legislador es el que asimila más cuestiones democráticas porque, por antonomasia, es el representante del pueblo o de la federación como bastión de defensa de intereses y de cambios que beneficien a quienes más necesitan de esas transformaciones. Derivado de ello, la cercanía que se debe tener con el pueblo es estrecha, razón que me enorgullece porque tuve la oportunidad de recorrer más de una vez todos los municipios de mi Estado, de la gente que me apoyó para estar en el Senado de la República y rendirle informes con los logros obtenidos.

Nuestra bandera siempre fueron las mujeres, niñas y adolescentes, porque sabemos la desigualdad sistemática que hemos vivido durante la historia de la humanidad y sabemos de la urgencia de contar con un entramado legislativo auténtico, suficiente y claro para evitar que las mujeres sigamos sufriendo violencia de todo tipo.

Impulsamos la reforma que sanciona la violencia vicaria como una clara forma de agredir a las madres a través de sus hijos, porque está antropológicamente comprobado que el vínculo que se tiene con nuestras hijas e hijos es tan grande que cualquier sufrimiento de ellos nos afecta invariablemente, máxime cuando hay una disputa familiar donde queremos dejarlos a salvo.

De la misma manera, con el impulso de la ley 3 de 3 logramos una base de responsabilidad social y en favor de las mujeres a fin de que ningún agresor por violencia de género pueda ocupar un cargo público en el entendido que ese es un privilegio para quien demuestra velar por los intereses de los demás.

Entendemos que cualquier génesis de la violencia en contra de las mujeres está en la formación inicial, por lo que impulse una reforma para que en los programas de estudio, desde la educación básica, se establezcan temáticas de el derecho a una vida libre de violencia, ya que la educación no sólo es para niñas y adolescentes, sino para sus pares masculinos a fin de cambiar una ideología de violencia contra las mujeres.

De forma decidida, en materia de salud pusimos el foco de atención en la salud mental, tema profundamente olvidado y buscamos crear una Ley General de Cáncer organizando foros, discusiones y debates para tener un proyecto que bien pueden implementar actualmente las Cámaras.

Los resultados resaltan y abundan afortunadamente, pero nada se agradece más que el privilegio de servir. Un agradecimiento a las y los hidalguenses que depositaron su confianza en mí, de ahí mi compromiso y respeto a los designios del pueblo. Estaré eternamente en deuda con todas y todos los hidalguenses llena de orgullo por lo que hice por amor a mi estado.


Históricamente, formar parte de un cuerpo senatorial implica una responsabilidad más alta, incluso, que el mandatario, ya que en un Senador se materializa la experiencia y la sabiduría, además de muchas otras virtudes deseadas por la población en general y cultivadas durante muchos años de conocimiento en la administración pública. Es entonces, sin lugar a dudas, la responsabilidad más prestigiada que cualquier persona puede tener y, para ello, debe responder con resultados, con ecuanimidad y con una permanente apertura al diálogo y a las voces de todos los que se involucran en un recinto para definir el mejor destino para los miembros de una República Federal.

Durante el tiempo que estuve en el Senado de la República mi compromiso fue absoluto y de trabajo constante que se materializó en productos legislativos alejados de toda polémica porque siempre se buscó un beneficio colectivo y si en algunos casos no llegó hasta la aprobación, por lo menos dejamos un precedente para el debate público en esta legislatura que comienza.

El papel del legislador es el que asimila más cuestiones democráticas porque, por antonomasia, es el representante del pueblo o de la federación como bastión de defensa de intereses y de cambios que beneficien a quienes más necesitan de esas transformaciones. Derivado de ello, la cercanía que se debe tener con el pueblo es estrecha, razón que me enorgullece porque tuve la oportunidad de recorrer más de una vez todos los municipios de mi Estado, de la gente que me apoyó para estar en el Senado de la República y rendirle informes con los logros obtenidos.

Nuestra bandera siempre fueron las mujeres, niñas y adolescentes, porque sabemos la desigualdad sistemática que hemos vivido durante la historia de la humanidad y sabemos de la urgencia de contar con un entramado legislativo auténtico, suficiente y claro para evitar que las mujeres sigamos sufriendo violencia de todo tipo.

Impulsamos la reforma que sanciona la violencia vicaria como una clara forma de agredir a las madres a través de sus hijos, porque está antropológicamente comprobado que el vínculo que se tiene con nuestras hijas e hijos es tan grande que cualquier sufrimiento de ellos nos afecta invariablemente, máxime cuando hay una disputa familiar donde queremos dejarlos a salvo.

De la misma manera, con el impulso de la ley 3 de 3 logramos una base de responsabilidad social y en favor de las mujeres a fin de que ningún agresor por violencia de género pueda ocupar un cargo público en el entendido que ese es un privilegio para quien demuestra velar por los intereses de los demás.

Entendemos que cualquier génesis de la violencia en contra de las mujeres está en la formación inicial, por lo que impulse una reforma para que en los programas de estudio, desde la educación básica, se establezcan temáticas de el derecho a una vida libre de violencia, ya que la educación no sólo es para niñas y adolescentes, sino para sus pares masculinos a fin de cambiar una ideología de violencia contra las mujeres.

De forma decidida, en materia de salud pusimos el foco de atención en la salud mental, tema profundamente olvidado y buscamos crear una Ley General de Cáncer organizando foros, discusiones y debates para tener un proyecto que bien pueden implementar actualmente las Cámaras.

Los resultados resaltan y abundan afortunadamente, pero nada se agradece más que el privilegio de servir. Un agradecimiento a las y los hidalguenses que depositaron su confianza en mí, de ahí mi compromiso y respeto a los designios del pueblo. Estaré eternamente en deuda con todas y todos los hidalguenses llena de orgullo por lo que hice por amor a mi estado.