Uno de los centros bibliotecarios con mayor acervo bibliográfico y de difusión cultural más representativos en Hidalgo es sin duda la Biblioteca Central del Estado Ricardo Garibay, un espacio fundado el 7 de junio de 1984, nombrado así en honor de uno de los escritores más fecundos y polémicos del siglo 20.
Este recinto ubicado en el Parque David Ben Gurión, un complejo financiero, comercial y habitacional localizado al sur de la capital hidalguense y en el que fue se yergue este magno edificio forma parte de la Red Estatal de Bibliotecas Públicas, y fue creado con la finalidad de brindar acceso gratuito a la información, el conocimiento y ofrecer diversas alternativas de recreación.
Sin embargo, los orígenes de esta Biblioteca se remontan a 1933, cuando el entonces gobernador Ernesto Viveros creó la Biblioteca Pública del Estado, en el edificio del ahora Teatro Bartolomé de Medina en el centro histórico de la Bella Airosa.
Más tarde en 1951, los más de cinco mil libros que conformaban este organismo fueron trasladados al exconvento de San Francisco donde permanecieron hasta la década de los ochenta, cuando esta colección fue llevada al ahora conocido como Centro de Cultura Digital, ubicado en Río de las Avenidas, número 200 de la colonia Periodistas.
En ese espacio que ahora alberga la Galería de Arte Contemporáneo permaneció por poco más de dos décadas, integrada desde entonces a la red estatal de bibliotecas públicas.
Finalmente, la Biblioteca Central del Estado de Hidalgo Ricardo Garibay, obtuvo su actual sede el 18 de mayo de 2007, en un evento que encabezó el exgobernador Miguel Osorio Chong, quien estuvo acompañado por la secretaria de Educación Pública federal Josefina Vázquez Mota y la titular del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes Lourdes Parga.
El recinto ocupa una superficie superior a los 4 mil metros cuadrados, es considerado desde su apertura como uno de los más modernos del país y está diseñado para atender simultáneamente hasta 700 usuarios.
Cabe señalar que la Biblioteca Central del Estado reúne a lo mejor de los modelos vigentes en cuanto a espacios bibliotecarios se refiere: por un lado, la concepción europea con un énfasis en la vocación de conservación de libros antiguos y documentos, que la convierten en centro de investigación como una auténtica biblioteca, y por otro lado la concepción anglosajona que se caracteriza por el libre acceso a la información.