Casa Azul, fue el refugio de Frida Kahlo, ahí nació, creció y volvió cuando Diego Rivera rescató el inmueble que estaba a punto de perderse por una hipoteca no pagada.
Ubicado en el barrio de Coyoacán, a esa enorme casa llegan a diario un promedio de mil 500 visitantes por día. Turistas mexicanos y extranjeros que desean conocer más sobre la vida de la pintora mexicana.
Pero sólo entran los precavidos, los que con anticipación hicieron la adquisición del boleto que les da la entrada al universo de Frida Kahlo.
“A nosotros nos gusta evocar con todos nuestros visitantes el momento en que Frida vivió aquí, porque recordemos que ella no sólo habitó esta casa cuando estuvo con Diego, sino desde que nació en 1907. Así que nos encanta también imaginarla como una niña y luego como una adolescente, viviendo con sus padres, Matilde y Guillermo Kahlo, y también con sus tres hermanas”, comenta Perla Labarthe, directora del recinto, en entrevista con El Sol de México.
Sentada desde sus jardines, llenos de vegetación, rodeada por esos muros de inconfundible azul, la directora cuenta que el museo en realidad tiene apenas 65 años fungiendo como tal; luego de que, en 1955, dos años después de la muerte de Frida Kahlo, Diego Rivera firmara un fideicomiso que lo convirtiera en pinacoteca, cuyo diseño quedó a cargo poeta Carlos Pellicer, pionero de la museografía mexicana.
“Carlos Pellicer (1897-1977) nos dejó una carta en la que explica cómo es que fue transformando este lugar en un espació que la gente pudiera visitar. Creo que algo que hizo muy bien Pellicer es que logró que este espacio pueda seguir manteniendo el ambiente cotidiano y creativo que Frida vivió 36 de sus 47 años de vida. Un lugar que, por supuesto fue su hogar, pero también donde produjo muchas de las obras por las que hoy es tan reconocida”, apunta la también curadora.
Con cerca de 40 mil objetos, según afirma Perla Labarthe, Casa Azul es el lugar donde se “resguarda el universo cotidiano de Frida Kahlo”. En él los visitantes pueden apreciar diferentes colecciones: objetos personales como vestidos, cosméticos, aparatos médicos, utensilios de pintura y de cocina; documentación, desde educativa hasta militante; exvotos que la misma pintora coleccionó y que fueron de gran influencia para su propia obra; piezas prehispánicas en diálogo con la colección del Museo Anahuacalli; y óleos.
La colección de óleos de la Casa Azul es muy importante porque nos permite entender la trayectoria completa de una artista como Frida.
"Tenemos obras muy tempranas, de cuando comenzaba a pintar, pero también muchas obras de su último periodo —incluso tenemos algunas que son inconclusas—, ya que al final de cuentas fue aquí donde vivió hasta sus últimos días.
“Ver estas obras, que pertenecen a distintos momentos nos deja comprender cómo abordaba un lienzo y cómo es que era su proceso creativo”, afirma Labarthe, quien puntualiza que entre las piezas que llaman mucho la atención de los visitantes, como el cuadro Viva la Vida, que fue el último que se cree pintó; así como su cama, donde pasó mucho tiempo luego del terrible accidente que a los 18 años la tuvo convaleciente.
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Para la curadora, todos los visitantes que se acercan a la Casa Azul son importantes, pues reconoce que cada uno de ellos acude por un motivo muy particular. Sin embargo, el lugar ha sido visitada por distintas personalidades de la política y la farándula, quienes también se han visto seducidos por la curiosidad de conocer la casa de la pintora más famosa de México en el mundo: entre ellos Tim Burton, Yoko Ono, Alfonso Cuarón, Sam Smith y Madonna, la más famosa de las admiradoras de la artista plástica mexicana.
El Museo Frida Kahlo se ubica en Londres 247, Col. Del Carmen, Coyoacán, 04100, CDMX, México. Tiene actividades de martes a domingo. Para consultar más información de horarios y compra anticipada de boletos los interesados pueden visitar www.museofridakahlo.org.mx.