Ante la velocidad y la falta de información pública con que se llevan a cabo los trabajos de construcción del nuevo Parque del Muralismo Mexicano -iniciados hace poco más de dos meses, en los que se han desmontado la mayoría de los murales y se ha demolido un edificio-, como parte de los intentos de rescate del patrimonio artístico del Centro SCOP, integrantes del colectivo En Defensa del Centro SCOP, denuncian opacidad de información e incumplimiento de acuerdos por parte de las autoridades.
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En entrevista con El Sol de México, Jesús Vega, uno de los voceros del colectivo, afirma que desde 2019 habían entablado algunas reuniones con funcionarios de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), la Secretaría de Cultura (SC) y del Gobierno de la Ciudad de México, quienes en febrero de este año les presentaron el “anteproyecto” del nuevo parque, bajo advertencia de que aún no había un proyecto definitivo, mismo que cambió sorpresivamente en otro encuentro efectuado el pasado mes de abril; desde entonces, no tienen certeza sobre el proceso y futuro de la construcción.
En tanto, el pasado 8 de septiembre, la SICT solicitó a la Hacienda Pública mil 875.5 millones de pesos para la construcción del espacio y la preservación de los murales hechos a mediados del siglo pasado por los artistas Juan O’ Gorman, José Chávez Morado, Guillermo Monroy, José Gordillo, Arturo Estrada Hernández, Luis García Robledo, Rosendo Soto y Jorge Best Berganzo. Solicitud para la cual se inscribió un proyecto en la Cartera de Inversión de la Secretaría de Hacienda.
“Si a nosotros se nos ha dicho que no hay un proyecto definitivo, ¿por qué están desmontando todo con tanta prisa?, y ¿por qué no lo están haciendo público? Lo que nosotros pedimos es que las autoridades presenten de manera oficial el destino y el proyecto completo, con cronogramas y todo de lo que se va a hacer en el Centro SCOP”, afirma el vocero de la iniciativa ciudadana integrada por profesionistas, vecinos de la colonia Narvarte y familiares de los muralistas, de los cuales aún viven algunos.
ACUERDOS INCUMPLIDOS
El mismo representante de la agrupación civil relata que “bajo el supuesto de que la restauración sería un proyecto colaborativo, multipartita y multidisciplinario”, junto con las autoridades de la SICT, en aquella reunión de febrero, “se habían fincado compromisos”, los cuales no han sido llevados a cabo.
Entre ellos, menciona Jesús Vega, están “la oficialización del anteproyecto”, mismo que fue presentado por el colectivo, como “un adelanto”, ya que no estaba en sus competencias ese tipo de actividades; además la exhibición de las maquetas y renders del anteproyecto a las afueras del Auditorio del Centro SCOP para consulta de los vecinos de la Narvarte, quienes “iban a dar su opinión y darían recorridos”, con los que supervisarían las obras y el buen resguardo de los mosaicos de los murales.
También se acordó que habría encuentros cada 20 días entre autoridades, el colectivo y otras instancias para la discusión y toma de decisiones; así como reuniones especiales con los maestros muralistas Arturo Estrada, (de 98 años), Guillermo Monroy (que el próximo año llegará al centenario de vida), el artista Héctor Cruz (quien participó como estudiante colaborador de los murales) y los familiares de los demás artistas.
“Nosotros pedimos que se hiciera un seguimiento a lo largo de toda la obra, es una exigencia que hemos hecho desde nuestra primera Carta manifiesto, (publicada en 2018). Pero, ¿qué es lo que ha ocurrido después de esos acuerdos? La SICT nunca presentó un proyecto definido, contando la reunión de diciembre de 2019, sólo hemos tenido tres reuniones y sólo hemos podido entrar una vez al Centro SCOP, en junio de este año, con muchas restricciones, pues, aunque se nos abrió la bodega para revisar los mosaicos, no se nos permitió contabilizarlos”, asegura Jesús Vega, quien lamenta que no existan documentos que respalden los acuerdos, pues todo se hizo de manera verbal.
NI DICTAMENES Y NI DECLARATORIA
Jesús Vega afirma que, aparte de los cronogramas del proyecto, desde diciembre de 2019 solicitaron los nuevos dictámenes que pusieran al corriente la información sobre las condiciones del Centro SCOP, sin embargo, esta fue resuelta con los mismos dictámenes realizados en 2017, que, tras los sismos de ese año "desahuciaban por completo los edificios del Centro SCOP".
"(Los dictamenes de 2017) fueron motivo de mucha suspicacia, porque implicaban la demolición de todos los edificios incluido el Cuerpo C, que es el chaparrito que tiene todos los murales que dan hacia Xola y son los originales. Un edificio de ocho metros, pequeño, que ni siquiera en 1985 tuvo afectaciones; en teoría, al menos con la información que tenemos, no amerita una demolición, y aparte, es el que tuvo una mayor compenetración entre escultura, arquitectura y mural", dice el entrevistado, quien puntualiza que entre las exigencias del colectivo siempre ha estado la conservación, no sólo de los murales, sino, en la medida de lo posible, de las estructuras arquitectónicas.
Es por eso que les sorprende y les preocupa el "tiempo récord", con que se está llevando a cabo el desmontaje de la parte de los mosaicos móviles, que datan de la primera restauración tras el terremoto de 1985; así como la reciente demolición del edificio Cuerpo D, de la que, asegura Jesús Vega, "se tiene conocimiento por vecinos (de la unidad contigua al centro) que tienen visibilidad desde sus ventanas".
CONSERVACIÓN DEL ESPACIO URBANO
Esta premura también ha provocado en el colectivo preocupación por la integridad de los edificios vecinos al centro, incluida la Unidad SCOP, pues consideran que “si se quita peso a un terreno de tal magnitud en tan poco tiempo, como quiere hacerlo la secretaría (SICT), se puede provocar un efecto de ‘rebufamiento’, que puede cambiar las condiciones del suelo", advierte Vega.
De vuelta a la conservación del patrimonio artístico del lugar, Jesús Vega afirma que el colectivo se muestra a la expectativa, pues los trabajos se están realizando sin que se haya concretado la declaratoria que dé el valor al Centro SCOP como monumento artístico, pues el gobierno federal sólo ha firmado el anteproyecto del decreto que haría valida dicha declaratoria.
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El vocero remarca el interés de la iniciativa que representa, por el rescate del centro. “Los murales no son ni fruto del azar ni una decisión precipitada, son el producto de una planeación esmeradísima, obra de un equipo multidisciplinario que se hizo de forma unitaria.
“En principio, nosotros iniciamos como un colectivo enfocado en el patrimonio artístico, pero conforme nos fuimos compenetrando en la situación, nos percatamos de la importancia del Centro SCOP como un ejemplo urbano del proyecto de Estado Nación de mediados de los años 50. Hay, aparte de sus murales y esculturas, una integración con el espacio urbano que no sólo son los edificios administrativos, sino la unidad habitacional, espacios destinados a tiendas, la plaza que da hoy a lo que es eje central y que en su momento, cuando se inauguró era la segunda plaza de mayor tamaño, en el país, después del Zócalo”.