¿Alguna vez te has preguntado por qué se debe poner ofrenda a los que ya fallecieron? El Día de Muertos es una fecha de las más esperadas por todos los mexicanos; ya que desde la época de la prehistoria, se tiene la creencia de que es un día en que los seres queridos que ya fallecieron, regresan del Mictlán siguiendo el camino de flores de cempasúchil para visitar los hogares de quienes los recuerdan con mucho cariño.
Sigue nuestro canal de WhatsApp
Es por ello que los vivos ponen una ofrenda para recibirlos en donde se colocan velas, calaveritas de azúcar, papel picado, pan de muerto, flores, incienso, bebidas y otros alimentos que agradaban a las personas en vida y por supuesto, el retrato de los que trascendieron.
Lo anterior debido a la creencia de que estos se llevan la esencia y los sabores de aquello colocado en la ofrenda, así, aún en muerte, podrían seguir disfrutando de los placeres de este mundo.
¿De dónde surge la ofrenda del Día de Muertos?
En la prehistoria, estas ofrendas no eran dedicadas a los difuntos, sino que eran dedicadas a los dioses como Tláloc, Huitzilopochtli, Mictlantecuhtli o Tezcatlipoca y se hacían durante los ciclos de todo el año como agradecimiento por la siembra, la cosecha, la recolección e incluso en la época de sequía.
En México, se tenían dos fiestas para sus difuntos, las cuales duraban hasta 20 días entre los meses de agosto y septiembre. Tenían una dedicada a los niños que llamaban Miccailhuitontli y una dedicada a los adultos a la que llamaban Xocohuetzi o Huey Miccailhuitl. (De ahí la tradición de celebrar a los niños el 1 de noviembre y a los adultos el 2 de noviembre)
Sin embargo, con la llegada de los españoles, en el proceso de evangelización se empezaron a mezclar las ideologías religiosas de ambas culturas, ya que los conquistadores rezaban y le pedían a Dios por las almas de los difuntos para que los tuviera en su presencia, pero también le rezaban porque creían que sus almas “pedían permiso” para venir en días especiales entre los meses de septiembre y noviembre, para luego irse de nuevo.
Fue entonces que, para recibir a los fieles difuntos, los españoles colocaban pequeños altares con pan de trigo, veladoras y lámparas de aceite para iluminar su camino, así como sal y agua para quitarles la sed durante su trayecto a casa; esos elementos los agregaron a las ofrendas mexicanas donde los indígenas colocaban el sahumerio con su copal, la comida tradicional y la flor de cempasúchil teniendo la ofrenda tal y como la conocemos hoy.
¿Cuándo se debe poner la ofrenda?
De acuerdo con la tradición, oficialmente debe colocarse el 28 de octubre, pues se conmemora a todas las personas que fallecieron de manera violenta o inesperada.
El 29 de octubre para todas las ánimas del purgatorio, en especial quienes han sido olvidadas o ya no tienen quién rece por ellas.
El 30 de octubre para las almas olvidadas o perdidas.
El 31 de octubre para todos los que fallecieron sin recibir el bautismo.
El 1 de noviembre es día de todos los santos y además se recuerda a los niños.
Finalmente, el 2 de noviembre se conmemora a todos los fieles difuntos.
Actualmente, se ha agregado un día, pues en muchas familias el 27 de octubre se dedica a todas las mascotas.