/ domingo 17 de noviembre de 2024

Eduardo Milán presenta Reversuras: la poesía permite jugar con las palabras

El autor uruguayo presenta “Reversuras”, dice que este género ayuda a plantear en qué lugar estamos

Tanto en sus versos como en sus ensayos, el poeta uruguayo Eduardo Milán ha dedicado su vida a pensar y desentrañar los alcances del lenguaje en su función poética, logrando con ello complejas formas escriturales que, en su extrañeza, abren nuevos significados entorno a la relación entre las palabras y su propia experiencia de vida. En su nuevo poemario, Reversura (Elefanta, 2024), vuelve a esta incansable búsqueda.

“¿Para qué llover sobre mojado? Uno podría pensar en ello, pero en el caso de la poesía nada puede darse por sentado. Todas las veces en que se plantea una escritura poética se está planteando, de algún modo, una pregunta, sobre en qué lugar estamos. Lo cierto es que nunca estamos seguros”, explica el poeta en entrevista con El Sol de México.

JARDIN DE INFANTES

Al leer el poemario se pueden ver pasar —a veces como pretextos para la reflexión— pasajes y personajes de su exilio en México y el encarcelamiento de su padre durante la dictadura militar de Uruguay en la década de los setenta del siglo pasado; razón por la que algunos versos son cargados con un cierto sentido político, pero que a decir del autor ninguna de estas dos características son el centro de su creación.

“Yo no escribo autobiografía, sino que todo ese condensado se ha acoplado al propio discurso poético. La vida da para pensar el sentido poético del lenguaje, pero siempre y cuando no se repitan los códigos. La poesía rompe códigos, la seducción de usar el lenguaje desde otra parte para mí es uno de sus mayores atractivos”, dice el poeta, quien en 1997 fue ganador del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes, el más prestigioso en su tipo en nuestro país.

“Si se quiere jugar con las palabras hay que dedicarse a la poesía, la poesía es una especie de jardín de infantes permanente. A mí me gusta escribir desde ese lugar”, agrega.

El poeta afirma que cree en “la materialidad de los signos”, razón por la que algunas estructuras con las que escribe no son canónicas.

RESPONSABILIDAD ANTE LO INEXORABLE

Poblado de paradojas, de los temas de este poemario también resalta la presencia de un “yo lírico” que se hace consciente de su vejez, pero que se muestra en contra de la visión popular de que la creatividad sucede sólo durante la juventud.

“Creo que es una responsabilidad con uno mismo seguir escribiendo frente al paso del tiempo que, como decía el poeta peruano Montalbetti, nos conduce ‘hacia lo inexorable’. Todos estamos obligados a asumir esa temporalidad en uno mismo y a la desaparición de la que nadie puede escapar. El lenguaje es la única tabla de salvación, lo otro es imparable”, comenta el autor, quien dijo que la base de estos poemas fue escrita entre 2016 y 2019, antes del “corte epistemológico pandémico”.

AGRADECIDO CON MÉXICO

Durante su estancia en México, donde aún reside, Eduardo Milán, ha trabajado en varias publicaciones entre ellas algunas que fueron de suma importancia para el devenir de la poesía en nuestro país como en el semanario cultural de Novedades, dirigido por el poeta Eduardo Lizalde, la Revista de la Universidad de la UNAM y la revista Vuelta fundada y dirigida por el premio nobel de literatura Octavio Paz.

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En esta última, Milán publicó durante cuatro años la columna “Crónica de poesía”, la cual, dice le permitió ver el panorama de la poesía latinoamericana, algo que considera hoy es mucho más difícil de definir, por el avance de los medios digitales y la sobreproducción de materiales poéticos alrededor del mundo.

“Sin me pusieras contra las cuerdas y me preguntaras sobre la función de las revistas actualmente, sinceramente no sabría decirte. Yo creo que comprar una revista, no sólo de poesía o literatura, es una suerte de acto militante con los escritores que están al pie de los acontecimientos históricos. Antes lo que se quería era formar parte de esos momentos, uno lo que quería era materia, hoy nos estamos desmaterializando a pasos agigantados”, finaliza el poeta.

Tanto en sus versos como en sus ensayos, el poeta uruguayo Eduardo Milán ha dedicado su vida a pensar y desentrañar los alcances del lenguaje en su función poética, logrando con ello complejas formas escriturales que, en su extrañeza, abren nuevos significados entorno a la relación entre las palabras y su propia experiencia de vida. En su nuevo poemario, Reversura (Elefanta, 2024), vuelve a esta incansable búsqueda.

“¿Para qué llover sobre mojado? Uno podría pensar en ello, pero en el caso de la poesía nada puede darse por sentado. Todas las veces en que se plantea una escritura poética se está planteando, de algún modo, una pregunta, sobre en qué lugar estamos. Lo cierto es que nunca estamos seguros”, explica el poeta en entrevista con El Sol de México.

JARDIN DE INFANTES

Al leer el poemario se pueden ver pasar —a veces como pretextos para la reflexión— pasajes y personajes de su exilio en México y el encarcelamiento de su padre durante la dictadura militar de Uruguay en la década de los setenta del siglo pasado; razón por la que algunos versos son cargados con un cierto sentido político, pero que a decir del autor ninguna de estas dos características son el centro de su creación.

“Yo no escribo autobiografía, sino que todo ese condensado se ha acoplado al propio discurso poético. La vida da para pensar el sentido poético del lenguaje, pero siempre y cuando no se repitan los códigos. La poesía rompe códigos, la seducción de usar el lenguaje desde otra parte para mí es uno de sus mayores atractivos”, dice el poeta, quien en 1997 fue ganador del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes, el más prestigioso en su tipo en nuestro país.

“Si se quiere jugar con las palabras hay que dedicarse a la poesía, la poesía es una especie de jardín de infantes permanente. A mí me gusta escribir desde ese lugar”, agrega.

El poeta afirma que cree en “la materialidad de los signos”, razón por la que algunas estructuras con las que escribe no son canónicas.

RESPONSABILIDAD ANTE LO INEXORABLE

Poblado de paradojas, de los temas de este poemario también resalta la presencia de un “yo lírico” que se hace consciente de su vejez, pero que se muestra en contra de la visión popular de que la creatividad sucede sólo durante la juventud.

“Creo que es una responsabilidad con uno mismo seguir escribiendo frente al paso del tiempo que, como decía el poeta peruano Montalbetti, nos conduce ‘hacia lo inexorable’. Todos estamos obligados a asumir esa temporalidad en uno mismo y a la desaparición de la que nadie puede escapar. El lenguaje es la única tabla de salvación, lo otro es imparable”, comenta el autor, quien dijo que la base de estos poemas fue escrita entre 2016 y 2019, antes del “corte epistemológico pandémico”.

AGRADECIDO CON MÉXICO

Durante su estancia en México, donde aún reside, Eduardo Milán, ha trabajado en varias publicaciones entre ellas algunas que fueron de suma importancia para el devenir de la poesía en nuestro país como en el semanario cultural de Novedades, dirigido por el poeta Eduardo Lizalde, la Revista de la Universidad de la UNAM y la revista Vuelta fundada y dirigida por el premio nobel de literatura Octavio Paz.

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En esta última, Milán publicó durante cuatro años la columna “Crónica de poesía”, la cual, dice le permitió ver el panorama de la poesía latinoamericana, algo que considera hoy es mucho más difícil de definir, por el avance de los medios digitales y la sobreproducción de materiales poéticos alrededor del mundo.

“Sin me pusieras contra las cuerdas y me preguntaras sobre la función de las revistas actualmente, sinceramente no sabría decirte. Yo creo que comprar una revista, no sólo de poesía o literatura, es una suerte de acto militante con los escritores que están al pie de los acontecimientos históricos. Antes lo que se quería era formar parte de esos momentos, uno lo que quería era materia, hoy nos estamos desmaterializando a pasos agigantados”, finaliza el poeta.

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