El equinoccio de primavera representa el inicio del fuego nuevo para la cultura otomí, sin embargo, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), no lo reconoce como cultura, aún cuando tan solo en Hidalgo representa el 27% de la población total indígena.
César Cruz Benítez, gobernador indígena en San Ildefonso, localizado en Tepejí del Rio dijo que el equinoccio de primavera es importante, porque se concibe como el nuevo año otomí y que las familias tratan de conservarlo.
“Nosotros exigimos que se reconozca como una cultura que existe, una cultura viva, ejemplo de ello son los nombres de algunos municipios y comunidades en Hidalgo, como es Tula, Tepeji, Tlahuelilpan, Atitlaquia, Alfajayucan, Apaxco, Atotonilco, Teacalco, Tepetitlán”.
Insistió, no desapareció, solo se perdió el idioma y sigue viva. “El equinoccio de primavera, la celebración de año nuevo, se celebra en algunas partes del Estado de México, Querétaro, en Hidalgo es en Tula-Tepejí y se está retomando en Ixmiquilpan. Estamos luchando para conservarlo”.
Concretamente, en la entidad se realiza en el cerro Xicuco, en Tezontepec de Aldama y cerro Xantepec, en la comunidad de San Ildefonso, en Tepeji del Río.
Cruz Benítez hizo un llamado a los tres órdenes de gobierno a realizar trabajos de rescate de la cultura indígena, mediante, políticas públicas.
En específico, al Gobierno Federal, solicito que se destinen un recurso para fortalecer, difundir y rescatar, ya que se han mantenido con sus propias fuentes económica y humana.
“Seguimos batallando y estamos casi al borde de la extinción. En recursos no dan el porcentaje para el beneficio de las comunidades indígenas y en representación política no hay ni el 0.01% hablando en el Congreso del Estado, mientras que en el ejecutivo no rebasamos el 3%. No hay una verdadera representación de los pueblos indígenas”.