/ miércoles 30 de noviembre de 2022

Elmer Mendoza disecciona la novela negra en la FIL Guadalajara

El escritor traza un mapa de los autores del género que tiene “un sentido profundamente social”

GUADALAJARA. Con esa incisiva ironía que lo caracteriza, el escritor Elmer Mendoza estuvo presente en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2022 para dilucidar algunas de las pistas que deja en su camino la novela negra contemporánea en nuestro país, la cual, dijo, se ha convertido en el impetuoso registro de “una percepción cotidiana del dolor, el horror, la desesperanza y la indefensión”.

Sin poderse explicar cómo es posible se puedan cometer diariamente 90 asesinatos dolosos y que se comentan 10.6 feminicidios por día en México, Elmer Mendoza, comentó que los escritores de novela negra están dotados de “una capacidad entrenada para percibir la realidad, así como de una intención estética para convertir en líneas narrativas lo que nos llega de una sociedad cada día más difícil de comprender”, explicación que deberían dar aquellos que se encargan de resolver esos problemas en la realidad.

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“Es evidente que nuestra negra literatura tiene un sentido profundamente social, una radiografía de una sociedad descompuesta en un porcentaje cada vez mayor, una sociedad víctima, que tiene mucho que perder porque en un alto porcentaje el gobierno la considera su enemiga. La novela negra plantea la urgencia de que los instrumentos de justicia se apliquen y que se detenga la ola de violencia que nos amenaza todos los días”, aseguró el escritor.

EL MAPA DE LA NOVELA NEGRA

Elmer Mendoza explicó para el caso de la novela negra actual “cada novelista mexicano tiene su territorio”, aunque en conjunto todos esos autores se han encargado de narrar “la parte de un país que ―como dice el poeta Javier Sicilia― ‘ya no es digno de la palabra’”.

Entre esos escritores, Mendoza destacó el trabajo de Cesar Silva, quien se ha dedicado a relatar a Ciudad Juárez, caracterizada en los últimos años por la gran cantidad de delitos e impunidad; de Bernardo Fernández, alias BEF, que maneja el difícil universo del delito en la CDMX, que cada vez es menos ocultable; y de Francisco G. Haghenbeck, recientemente fallecido por Covid-19, quien tendía a recorrer toda la república.

También mencionó a Carlos René Padilla, que habla de Sonora, uno de los estados que poco ha sido tratado por la novela negra; la narradora Orfa Alarcón, que trata el tema del “sicariato” en Monterrey; Eduardo Antonio Parra, que ha trabajado principalmente el ser violento de la frontera del país; y la novelista Iris García Cuevas, que ha hecho un nuevo retrato de Acapulco.

LOS LECTORES AHORA SE IDENTIFICAN CON LAS VÍCTIMAS

Si bien el resultado del efectivo uso de una técnica narrativa en la novela negra genera la sensación en los lectores de formar parte de las obras que leen, al punto que compiten con sus protagonistas detectives, Elmer Mendoza asegura sorprendido que en los últimos años los lectores también se convierten en víctimas.

“Esto les pasa sobre todo a lectores que han sufrido o que sus familias han sido afectadas por el universo del delito que estamos padeciendo en nuestro país. Ellos se identifican más con las víctimas, se sienten parte de ellas y entran en su mundo, en vez de el del detective que acomoda el caos que se plantea en estas novelas para que la vida siga”, explicó el autor de Un asesino solitario.

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LA NOVELA NEGRA TIENE SENTIDO

Aunque para el escritor sinaloense, la novela negra es más que un mero “registro metafórico de la realidad social” y que este se “transforma muchas veces en provocación”, le resulta curioso que los escritores de género policiaco no hagan sus libros con ese fin ni se dediquen de lleno a una vida política.

“Nosotros no participamos directamente en política, algunos lectores opinan que nuestros libros lo hacen por nosotros. Esto es magnífico porque es la prueba de que la literatura negra va más allá de las páginas, quiere decir que tiene sentido y que no sólo se trata de escribir historias interesantes, sino que genera el profundo deseo de que nuestro país sea un lugar donde sea posible vivir sin sentirse amenazado”, aseguró el autor.

GUADALAJARA. Con esa incisiva ironía que lo caracteriza, el escritor Elmer Mendoza estuvo presente en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2022 para dilucidar algunas de las pistas que deja en su camino la novela negra contemporánea en nuestro país, la cual, dijo, se ha convertido en el impetuoso registro de “una percepción cotidiana del dolor, el horror, la desesperanza y la indefensión”.

Sin poderse explicar cómo es posible se puedan cometer diariamente 90 asesinatos dolosos y que se comentan 10.6 feminicidios por día en México, Elmer Mendoza, comentó que los escritores de novela negra están dotados de “una capacidad entrenada para percibir la realidad, así como de una intención estética para convertir en líneas narrativas lo que nos llega de una sociedad cada día más difícil de comprender”, explicación que deberían dar aquellos que se encargan de resolver esos problemas en la realidad.

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EL MAPA DE LA NOVELA NEGRA

Elmer Mendoza explicó para el caso de la novela negra actual “cada novelista mexicano tiene su territorio”, aunque en conjunto todos esos autores se han encargado de narrar “la parte de un país que ―como dice el poeta Javier Sicilia― ‘ya no es digno de la palabra’”.

Entre esos escritores, Mendoza destacó el trabajo de Cesar Silva, quien se ha dedicado a relatar a Ciudad Juárez, caracterizada en los últimos años por la gran cantidad de delitos e impunidad; de Bernardo Fernández, alias BEF, que maneja el difícil universo del delito en la CDMX, que cada vez es menos ocultable; y de Francisco G. Haghenbeck, recientemente fallecido por Covid-19, quien tendía a recorrer toda la república.

También mencionó a Carlos René Padilla, que habla de Sonora, uno de los estados que poco ha sido tratado por la novela negra; la narradora Orfa Alarcón, que trata el tema del “sicariato” en Monterrey; Eduardo Antonio Parra, que ha trabajado principalmente el ser violento de la frontera del país; y la novelista Iris García Cuevas, que ha hecho un nuevo retrato de Acapulco.

LOS LECTORES AHORA SE IDENTIFICAN CON LAS VÍCTIMAS

Si bien el resultado del efectivo uso de una técnica narrativa en la novela negra genera la sensación en los lectores de formar parte de las obras que leen, al punto que compiten con sus protagonistas detectives, Elmer Mendoza asegura sorprendido que en los últimos años los lectores también se convierten en víctimas.

“Esto les pasa sobre todo a lectores que han sufrido o que sus familias han sido afectadas por el universo del delito que estamos padeciendo en nuestro país. Ellos se identifican más con las víctimas, se sienten parte de ellas y entran en su mundo, en vez de el del detective que acomoda el caos que se plantea en estas novelas para que la vida siga”, explicó el autor de Un asesino solitario.

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LA NOVELA NEGRA TIENE SENTIDO

Aunque para el escritor sinaloense, la novela negra es más que un mero “registro metafórico de la realidad social” y que este se “transforma muchas veces en provocación”, le resulta curioso que los escritores de género policiaco no hagan sus libros con ese fin ni se dediquen de lleno a una vida política.

“Nosotros no participamos directamente en política, algunos lectores opinan que nuestros libros lo hacen por nosotros. Esto es magnífico porque es la prueba de que la literatura negra va más allá de las páginas, quiere decir que tiene sentido y que no sólo se trata de escribir historias interesantes, sino que genera el profundo deseo de que nuestro país sea un lugar donde sea posible vivir sin sentirse amenazado”, aseguró el autor.

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