Acompañados por una banda en las gradas, y desde temprana hora, la afición de los Tuzos del Pachuca se hizo sentir en el graderío del estadio Hidalgo.
Después de una bienvenida marcada por las bengalas y cantos de aliento hacia la escuadra albiazul, la afición hizo su trabajo y ocupó la mayor parte de las gradas el Huracán.
Las puertas de ingreso se abrieron poco antes de las 19 horas, minutos previos al recibimientos, y desde ese instante la afición ocupó los accesos para alcanzar el mejor lugar posible.
A falta de una hora para el arranque del encuentro, algunos sectores de la grada ya lucían sin lugares, y al mismo tiempo, una banda de viento acompañó a los asistentes, al ritmo de El Sinaloense y ritmos similares.
Pero no todo fue pleno en la entrada, pues el acceso sur del Hidalgo, resguardado por alrededor de 25 policías lucía vacía.
“No hubo tanta chamba hoy, ni tampoco esperábamos tanta gente. Todo tranquilo hasta ahora, y esperemos que siga así”, decía uno de los oficiales que se encontraban en la puerta para hacer la revisión de rutina.
En tanto, en otros puntos del recinto algunos aficionados ya se encontraban en los juegos de anotar goles o detenerlos, o bien, degustando alguna botana entre las que se encuentran los tradicionales pastes o los esquites fritos, así como chicharrones y, porque no, un vaso de cerveza, refresco, y los más friolentos, café.
El primer sonido distinto al de una fiesta fue cuando saltó a la canha Esteban Abndrada, arquero de los Rayados para realizar sus movimientos precompetitivos. La situación fue distinta cuando, al ritmo de Life is Life, salió Óscar Ustari a calentar. La situación fue similar cuando salieron los elementos de cancha.
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A pocos minutos del arranque del partido, alrededor del 65 por ciento de la capacidad del estadio estaba ocupada, pues a excepción de la cabecera sur, fonde normalmente se ubica la porra visitante, el resto está casi lleno, como recordatorio que esta noche, Pachuca juega de local.