Llegar al máximo circuito del futbol profesional mexicano es el sueño de muchos jóvenes, y aunque se sabe que en muchos de los casos es necesario el “palancazo” para lograrlo, el trabajo y la constancia, aunado al talento, son las principales armas para aquellos que aspiran a jugar en Primera División.
Así lo expresó el futbolista profesional originario de Tulancingo, Abraham Bass, quien desde hace tres años juega para los Zorros del Atlas en la Liga MX, y quien actualmente se encuentra en unos días de descanso en la Ciudad de los Satélites, aunque no deja de entrenar.
“En lo poco que llevo de mi carrera, la disciplina tiene que ver mucho, el no distraerse, sobre todo tener hambre de seguir creciendo como persona y como jugador. El futbol sabemos que no es fácil, hay muy pocos que llegan a primera división, pero si le pones disciplina y esa hambre de querer lograr tu sueño, se va a dar”, refirió.
Dijo que el trabajo y el sacrificio, también influyen. “La familia también es importante que te apoye, por hay malos momentos muchas veces, pero ahí es donde entra la familia para llevarte a seguir en el camino del futbol”, refirió.
Recordó que desde los 16 años se separó de su familia y fue complicado. “Llegué a tercera allá en Tampico y realmente no vivía bien, y pues mi mamá, mi papá y sobre todo mi hermana veían como vivía, como sufría, pero yo les dije que tenía que salir algo; sobre todo que como jugador tiene que sufrir uno, no siempre es la gloria y a mí se me dio así, tener paciencia sobre todo, y afortunadamente ahí están los resultados”.
Reconoció que hay casos donde se necesitan las famosas “palancas” para llegar al máximo circuito; sin embargo, no fue su caso, ya que su esfuerzo y dedicación lo fueron llevando poco a poco hasta donde está ahora.
“Fue por mi disciplina y mi calidad de juego que me llevó hasta donde estoy. A veces sí, lo que se necesita es como una palanca o un contacto, pero realmente siempre es por uno mismo, por el hambre que uno tiene para seguir sobresaliendo”, destacó.
“Hay mucha calidad aquí en Tulancingo, se ve el hambre de muchos jugadores de Tulancingo de querer llegar a primera división, y sé que uno o dos, o hasta más van a lograrlo y estaremos apoyándolos”.
De regreso al Primero de Mayo
En estos días de descanso en Tulancingo, Abraham se ha acercado al estadio Primero de Mayo de Tulancingo para vivir los partidos de tercera división profesional y de cuarta premier, incluso, se ha apoyado de los entrenamientos para mantenerse activo, ya que el 27 de este mes reporta con el club rojinegro y quiere llegar en la mejor condición física.
“Estoy visitando mis raíces, de donde soy y pasándola bien. Disfrutando de mi familia y mis amigos, y sobre todo con las personas que siempre me han recibido bien en Tulancingo, que me conocen y quienes poco a poco me van conociendo”, aseguró.
“Ya llevo tres años en Atlas, gracias a Dios, y este torneo tuve más participación, el míster confío en mí y sobre todo la confianza de seguir trabajando y pues estas enfocado que en cualquier momento estamos para demostrar que estamos listos para jugar más minutos.
Reconoció que cada que visita el estadio Primero de Mayo le emociona el pensar en saltar a la cancha para jugar. “Sería bonito estar aquí en Tulancingo y sobre todo estar aquí con los chavos, que en su momento estuve así. Es bonito regresar a donde uno es”.
Dijo que se siente fuerte mentalmente, con ganas de seguir creciendo como persona y como jugador, y en la pretemporada empezarla de mejor forma para iniciar el torneo, tener más minutos, estar presente y lograr la titularidad en el primer equipo.
Inició con Titanes y Satélites
A los seis años de edad, Abraham Bass comenzó a entrenar con Titanes Tulancingo, pero al desparecer este club, se fue con Satélites Tulancingo, una de las escuelas de mayor tradición en esta ciudad, a cargo de “Don Charly” y “Doña Chivis” (q.e.p.d).
Más tarde fue a Alebrijes, en la filial de Pachuca en la Tercera División Profesional; enseguida emigró a Altamira, también a un equipo de esta categoría, hizo visorias en Tampico Madero, en la ahora llamada Liga de Expansión, donde estuvo un año y logró el campeonato en esta categoría.
Luego de ello se fue de préstamo a la categoría sub 20 del Atlas, donde dio un buen torneo, que le valió ser llamado al primer equipo, debutado por Diego Coca, y donde se ha mantenido hasta el momento, alcanzando la renovación.