Las canchas de “El Hoyo” en la colonia Francisco I. Madero del municipio de Cuautepec, han sido un referente desde hace muchos años, tanto para frontenistas como para basquetbolistas, ya que ahí se desarrollaron muchos talentos en ambas disciplinas deportivas.
Fue en la inundación de 2007 donde este espacio se perdió y tuvo que ser reconstruido, ya sin la cancha de frontón, pero todavía con la de baloncesto, además de un gimnasio de box y lucha, así como una cancha de futbol 7; todo en conjunto conocido ahora como el Centro Deportivo Gabriel Guerrero.
Distintos instructores se han dado a la tarde de mantener a flote esta disciplina, creando escuelas de básquetbol para niños y niñas, y que comienzan a rendir frutos, como el caso del basquetbolista Alex Carrillo.
Alejandro Carrillo Cenobio se sumó hace unos meses al profesionalismo en el básquetbol, con los Venados de Mazatlán, siguiendo los pasos de la también originaria del municipio de Cuautepec de Hinojosa, Adriana Romero Chávez, quien juega ahora para Libélulas de la Ciudad de México y en estos momentos disputa los playoffs en la Liga Mexicana del Baloncesto Profesional Femenil (LMBPF).
Alejandro Carrillo Cenobio es originario de la comunidad de Guadalupe Victoria, en el municipio cuautepequense, y llegó al básquetbol profesional, para jugar el Circuito de Baloncesto de la Costa del Pacifico (CIBACOPA).
Fue hace dos meses que se incorporó a Venados para jugar su primera temporada como basquetbolista profesional; “fue una experiencia muy grata, el nivel de competencia es muy grande donde me tocó defender tanto jugadores que ya habían estado en NBA, como jugadores con muchísima experiencia”, dijo en entrevista.
Reconoció que los minutos que jugó fueron pocos, “dado que no tengo la experiencia porque soy el novato, pero el simple hecho de venir de una universidad que no sea de Estados Unidos, pues no te baja el prestigio porque tienes el nivel para jugar; pero muchos dicen que no se le da la oportunidad al mexicano, pero es ganársela, hay muchos mexicanos que entraron igual que yo y ahorita están jugando minutos pesados contra jugadores que han estado en Estados Unidos”, aseguró.
Recordó que el gusto por el baloncesto surge de ver a su papá jugar y ser un apasionado de este deporte; “siempre estábamos viendo sus juegos, nos entrenó un poco, pero cuando tenía 15 años empecé a entrenar con la profesora Anayansi Durán aquí (cancha El Hoyo), así como taekwondo junto con la maestra Acela Fragoso, y de ahí empecé a tener esa disciplina, que es el deporte”, recordó.
“Antes no había torneos en Cuautepec a nivel primaria o secundaria y teníamos que ir hasta Tulancingo a jugar, y es muy padre llegar de mi torneo y ver que ya hay torneos aquí para los niños”, se refirió el basquetbolista respecto a la nueva Liga Escolar que se juega en la cancha de “El Hoyo”, en el Deportivo Gabriel Guerrero de este municipio.
Su trayectoria la siguió en un club de la ciudad de Pachuca, donde empezó a darse a conocer como basquetbolista con talento. Fue entonces cuando comenzó a figurar en las selecciones estatales.
“Hice muy buenas amistades en Ixmiquilpan, mi mejor amigo Aldair Alvarado es de ahí, y con ellos fue donde me desarrollé demasiado, subí mucho de nivel a tal grado que recibí una beca, una invitación al equipo de la prepa del Tec Hidalgo. También le doy muchas gracias a mi hermano Mauricio, él también jugó y me abrió muchas puertas”.
Luego de estar por un año en el Tec Hidalgo, siguió los pasos también de su hermano Mauricio, quien recibió una beca en Tec Monterrey, y los últimos dos años de preparatoria de Alex, los jugó también en esta institución.
No obstante, Alex Carrillo no obtuvo beca para continuar jugando para esta institución, por lo que llegó a pensar que su carrera como basquetbolista había terminado; sin embargo, es en el Tec de Monterrey, Campus Toluca, donde le dan la oportunidad de probarse.
“Entrené fuerte, me gané mi beca, fui titular y capitán del equipo, pero por azares del destino tuve que salir”. Este fue otro punto de declive para el cuautepequense, pero gracias al apoyo constante de personas como su padre, fue como se consiguió un entrenamiento con Erick Martin, coach de la Universidad de las Américas de Puebla, donde logró quedarse en el equipo.
Ahí, también tuvo que ganarse su beca hasta subir de nivel, tener la titularidad y la capitanía, y lo cual también le valió para ser reclutado por los Venados.
Estos primeros meses en Mazatlán, fueron de aprendizaje para Alex Carrillo. “Jugué una posición que nunca había jugado en mi vida; siempre jugué posición 4 y 5, pero en este equipo me metieron mucho de 3, como ala”.
Señaló que hasta el momento, ha aprendido mucho y obtuvo recomendaciones para jugar tanto en esta como en otras ligas, “en junio inicia la liga Cibapac (Circuito de Baloncesto del Pacífico) y en junio inicia la Liga Nacional de Baloncesto Profesional, lo que queda es ir a hacer pruebas, tocar puertas y estar ahí, conseguir una agencia, también sería perfecto”.
“El ser yo y Adriana Romero los basquetbolistas profesionales de Cuautepec me llena de orgullo; mis respetos para ella, también la conocí de chiquita y me llena de orgullo que no solo sea yo, sino también ella; hidalguenses también hay dos más jugando a nivel profesional, me enorgullece ser un parteaguas porque puede ser motivación para más niños y después que hasta salgan más y mejores jugadores”, concluyó.
Dijo que el entrenamiento es clave, porque van a surgir las oportunidades. “Algo que se me quedó grabado de mis coach’s de la universidad, es que el trabajo duro siempre va a vencer al talento y aparte tu energía y tu actitud es mucho mejor para un coach que el meter puntos. En muchos lugares me ha abierto puertas mi actitud. Ese es el consejo que les doy a los niños, que entrenen duro y que no hagan caso de lo que digan los demás”.
“Mi sueño era ser profesional y lo he logrado, pero cada vez que consigues un sueño llega otro, ahora mi sueño es ser de los más fuertes a nivel profesional, y después llegar a otra liga más grande y así, poco a poco. Para todo hay tiempo”, concluyó.
Adriana Romero Chávez
La jugadora surgida de la Escuela de Básquetbol IMSS Tulancingo, Adriana Romero Chávez, se incorporó a principios de este año como nuevo refuerzo del equipo Libélulas de la Ciudad de México, marcando también su debut como jugadora profesional, en la Liga Mexicana de Baloncesto Profesional Femenil, luego de aproximadamente ocho años de jugar para Borregos del ITESM, campus Hidalgo.
La jugadora de 23 años de edad, también originaria de Cuautepec, empezó a practicar el baloncesto desde los seis años, inspirada por su hermano, ya que toda su familia por el lado de su mamá es basquetbolista.
Estuvo aproximadamente nueve años con el Club IMSS Tulancingo, donde entrenó bajo el mando del coach Arturo Delgado Mejía, después se mudó a Pachuca, donde formó parte de selecciones estatales, y enseguida se dio su entrada a Tec Hidalgo, en preparatoria, donde recibió una beca deportiva, ofrecida por Erika Gómez, la “Cucha”, la cual se extendió hasta la universidad, donde estuvo hasta diciembre pasado y de inmediato le llegó la posibilidad de jugar a nivel profesional.
Fue la directiva de Libélulas quien se acercó a ella para propiciar su llegada al baloncesto profesional y convencerla de que se incorporara al equipo, al concluir la universidad.
Reconoció que siempre ha tenido esa pasión por el básquet y mantuvo como una meta, el llegar a ser jugadora profesional.