Este domingo 14 de abril se conmemora una vez más al jugador diferente en el futbol, pues es el único que puede tomar el balón con las manos, y está destinado a ahogar el grito de gol: el portero.
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El escritor sudamericano Eduardo Galeano lo calificó en su libro Futbol a sol y sombra, como un “solo (...) condenado a mirar el partido de lejos. Sin moverse de la meta aguarda a solas, entre los tres palos, su fusilamiento. Antes vestía de negro, como el árbitro. Ahora el árbitro ya no está disfrazado de cuervo y el arquero consuela su soledad con fantasías de colores”.
Sin embargo, el Día del Portero tiene arraigo con Pachuca, pues la conmemoración al guardameta se produce como un homenaje a un ídolo de la Bella Airosa: Miguel Ángel Calero.
Miguel Calero cumpliría 53 años
Y es que el día de la semana varía, pero la fecha no, pues es debido al día en el que nació El Cóndor, quien este domingo cumpliría 53 años.
Este es el decimoprimer año que se conmemora, pues la iniciativa, pensada por la marca que le dotaba de guantes, comenzó en 2013 y, a partir de ahí, ha sido aceptada por los arqueros en diferentes partes del mundo.
Calero, primero en sostener el único título de la Conmebol que ganó un equipo mexicano, en 2006 era un orgulloso de su posición, según rememoró en anteriores ocasiones su viuda, Sandra Sierra de Calero.
Y es que rememoró que a él le apasionaba tanto su posición en el campo, que participaba en torneos de compañeros de zona en el campo, que en ese entonces tenían a muy pocos interesados.
Arquero de Pachuca desde 2000, y hasta su retiro en 2011, El Cóndor marcó una época entre los tres palos albiazules, en los que conectó con la afición más jóven, gracias a su personalidad en el terreno de juego, así como sus uniformes coloridos, y el uso de gorras o paliacates.
Cuatro meses después de su fallecimiento, ocurrido en diciembre de 2012 debido a una trombosis cerebral, fue que comenzó la idea de conmemorar en el día de nacimiento del “Show”, a aquel solitario del rectángulo verde, a quien el propio Galeano sugería llamarlo mártir, paganini, penitente o payaso de las bofetadas.
