El niño que salió de Tulancingo y regresó como Santo, El Enmascarado de Plata

Fueron pocos años de infancia que Rodolfo Guzmán Huerta vivió en su ciudad natal

José Riveros / El Sol de Tulancingo

  · martes 20 de febrero de 2024

En la época de la Revolución la Fe de Bautizo tenía más valor sobre el acta de nacimiento, por lo que ahí se le registra con el nombre Rodolfo Guzmán Huerta | Eduardo Islas / El Sol de Tulancingo

Los vecinos de la calle Morelos, en Tulancingo, saben que fue en esta zona donde nació y vivió por algún tiempo Rodolfo Guzmán Huerta, quien a la postre sería el héroe mexicano Santo El Enmascarado de Plata; sin embargo, después de más de 100 años de su nacimiento, se desconoce con exactitud el hogar que lo albergó.

De acuerdo con el documento de registro ante la autoridad, Guzmán Huerta vivió sus primeros años en “la casa número 48 de la quinta calle de Morelos”; actualmente, este tramo comprende desde la calle de Juárez hasta Luis Ponce.

El reconocido doctor Antonio Cornejo Islas, vecino de esta calle Morelos, de 74 años de edad, manifestó en entrevista que su padre le contó, que El Santo se fue joven de Tulancingo, aproximadamente a los 14 años de edad, a la Ciudad de México.

Me decía también que vivía en esta esquina de Guerrero y Morelos, donde ahora está la clínica Montserrat. Mi hermano, del primer matrimonio de mi papá, se llamaba Antonio Cornejo Arellano, fue muy amigo del Santo, convivió con él en muchas partes

En la calle de Guerrero, muy cerca de la calle Morelos, se fundó la Arena Afición de Tulancingo, donde los hermanos Guzmán Huerta dieron sus primeras funciones de lucha libre, y donde ahora se ubica una extensión de la fábrica La Aurora.

Por su parte, el doctor veterinario Faustino Ángel Vera Cortés, señaló que Rodolfo Guzmán nace entre la calle de Ocampo y Morelos. Desde pequeño tuvo que trabajar en una paletería y después emigró a la Ciudad de México, entre los 12 y 13 años de edad, a una colonia popular, donde practica distintos deportes como el béisbol, judo y futbol americano; pero una vez consolidado como luchador, regresa a Tulancingo a dar funciones en la Arena de la calle Guerrero.

“Fue una arena improvisada donde vinieron también muchas estrellas de aquella época, como Tarzán López, Gori Guerrero, entre otros. Esa arena duró poco tiempo”, declaró.

El Santo deja de venir a Tulancingo cuando alcanza la fama mundial, gracias a sus películas.

Él siempre dijo que era nato de Tulancingo, Hidalgo. Prueba es de que aquí, al haber pasado su niñez y al haberse encumbrado el estrellato, se le ha hecho honor a Tulancingo

“De mi niñez lo llegué a ver unas 10 veces, aproximadamente, cuando entonces tenía entre ocho y 12 años”, aseguró el doctor Faustino.

El doctor Vera Cortés, es nieto de la hermana de la mamá del Santo. “La mamá de mi mamá se llamaba Dolores Huerta y su hermana, la mamá del Santo, era doña Josefa Huerta”, aseguró, mostrando una fotografía de ambas.

Desgraciadamente su familia no tenía propiedades, éramos de cuna humilde, Tulancingo no tenía calles pavimentadas, por ello hay un lapso que se pierde sobre dónde vivió. Él nació entre Morelos y Ocampo, de ahí se traslada a donde está ahora la estación del Ferrocarril, atrás de los campos de los cambios de vía, donde está el Museo, ahí vivió una temporada

En el Museo del Santo recién se inauguró un espacio donde se presentan los orígenes del Enmascarado de Plata, desde su árbol genealógico, la fe de bautismo, el acta de nacimiento y algunas fotografías sobre su niñez, sus padres, esposa y hermanos.

“Guzmán solo estudio en Tulancingo el nivel de la escuela de párvulos, a la edad de cinco años en el antiguo Instituto Tulancingo, conocido también como la Quinta Cabrera, en 20 de Noviembre, esquina con 21 de Marzo”, señaló al respecto Felipe Carrillo, director de Museos de Tulancingo.

Narró que, debido a que a su madre le pusieron de forma errónea una inyección en el brazo, corría el riesgo de que le amputaran la extremidad; “cuando Rodolfo tenía cinco años, aquí en la Estación del Tren, vio como en una camilla subieron a su mamá para trasladarla a la Ciudad de México; a Rodolfo no lo dejaron subir pues estaba pequeño, y una cosa que hacía llorar a Rodolfo cuando ya era adulto, fue el silbato del tren, porque le recordaba a su mamá”.

Al recuperar su salud la señora Josefa Huerta, el papá de El Santo regresa por sus hijos y se los lleva a vivir a una calle del centro histórico de la Ciudad de México, la calle Belisario Domínguez número 46. A la edad de 12 años, Rodolfo Guzmán pierde a su padre en un asalto, cuando unos ladrones lo despojan de sus máquinas de coser que comercializaba.

El Santo se refugia en las artes, en la Academia Nacional de San Carlos, donde estudio pintura y escultura, alternando su actividad con el deporte, béisbol, futbol americano, natación, jiujitsu y judo.

Por su parte, el luchador Pedro Escorcia "El Impostor”, refirió que se sabe que El Santo vivió en la calle de Guerrero, entre Morelos y Corregidora, justo frente adonde estuvo por un tiempo la Arena Afición de Tulancingo.