Ubicado junto al Mar Negro, el estadio Fisht presume de un diseño que lo asemeja a una montaña de la cordillera del Cáucaso, sobre todo, gracias a su techo blanco, que da el efecto de estar cubierto de nieve, y que, cuando cae la noche, puede ser iluminada con varios colores que dan lugar a vistosos efectos

Sin embargo, en toda la ciudad no hay ningún equipo de futbol, por lo que no se sabe, a ciencia cierta, qué es lo que le deparará una vez que concluya el Mundial de Rusia 2018.

Hasta ahora, las autoridades aseguran que el inmueble servirá a la Selección Rusa para llevar a cabo concentraciones de entrenamiento y disputar algunos partidos amistosos.

Y es que esa ha sido siempre la historia del antes estadio de Sochi, construido para los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebraron en 2014, de los cuales, sólo albergó la ceremonia de inauguración y de clausura, sin ser sede de ninguna competición deportiva.

Al menos, lo anterior fue tomado en cuenta para su remodelación, ya que se colocaron gradas desmontables para ampliar el aforo y ser retiradas tras el Mundial para ajustar las dimensiones a las necesidades locales, que evitará que la ciudad tenga un estadio sobredimensionado.

En su diseño, realizado por el estudio de arquitectura estadounidense, Populous, cuenta con una estructura continua de policarbonato transparente, diseñada para reflejar la luz del sol durante el día, que se abre hacia el norte, rumbo a las montañas de Krásnaya Poliana; y hacia el sur, al mar Negro.