Lo que se escuchaba desde antes del encuentro se cumplió, y la Plaza Juárez, en el corazón de la capital de la entidad, vivió un partido en el que se efectuó el pronóstico y México volvió a perder en un Mundial frente a Argentina.
Con la mayor parte de las sillas ocupadas, la gente decidió pasar su tiempo en el centro de la ciudad de pie, en las pantallas gigantes que colocó el ejecutivo estatal, con la intención de de ver algo distinto a Alemania 2006 y Sudáfrica 2010.
Pero no ocurrió, y la selección se encontró con su coco, al que no le ganan desde 2004, con un gol de tiro libre de Ramón Morales.
Durante la primera mitad, el público que se dio cita lo vivió con el nerviosismo de un partido de esta magnitud, en el que las localidades se vendieron a minutos de haber salido a la venta, y en el que todo el mundo (literalmente) puso las miradas.
El disparo de Alexis Vega, de tiro libre, provocó un silencio sepulcral, pero el arquero Martínez se quedó con el balón y no dio rebote.
Con el primer tiempo y el empate decantado, la afición estaba conforme. “Es lo que se tiene que hacer”, dijo uno que otro asistente, mientras la mayoría iba por alguna bebida ante el sol incesante.
Con el comienzo de la segunda mitad, y el desempeño del Tricolor, la gente se desesperó, pidiendo que fuera al ataque y no solo defendiera.
El momento culminante fue al minuto 64, cuando Messi tomó el balón y esquina su disparo que se incrustó en el fondo del marco de Ochoa. “Es Messi”, dijeron algunos, mientras se veía en la pantalla la celebración albiceleste.
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Poco a poco se fue apagando la euforia, pero todo culminó en el 87´, cuando Enzo Fernández, el canterano del Club Atlético River Plate puso el segundo, con un disparo argentino para el salvador mexicano en los últimos tres mundiales.
Con ese gol, un sector comenzó a abandonar, con la esperanza de que en el último partido, el miércoles, a las 13 horas, México le gane a Arabia y Argentina haga lo propio con Polonia, para calificar por octavo mundial consecutivo.