“Siempre rudo”, afirma “El Impostor”, luchador a quien se le conoció también como “La Fiera de Tulancingo”; con 33 años en el deporte del pancracio; más de dos mil presentaciones en diferentes partes de Hidalgo, es uno de los formadores constante de diferentes generaciones y uno de los más carismáticos.
La primera vez que su nombre apareció en un cartel, está fechado con el 6 de enero de 1986 en la que se convertiría su casa La Arena Libertad de Tulancingo.
Su otra vida, como Pedro Vega Escorcia es de taxista desde 1982; antes fue boxeador participó en unas 40 peleas, que tuvieron lugar en localidad, Pachuca, Ciudad Sahagún, Poza Rica, Huauchinango.
“Fui chavo peleonero, siempre me gustaron los golpes, el box es duro, nunca tuve ídolos; cuando llegué a la lucha libre me doy cuenta de que es fantástico, conocí a Kalimi, Copete Gómez, Amenaza (compartía el ring con Blue Demon), estaban en su apogeo; primero por hobbie”.
Son cientos las anécdotas que tiene en su paso por el deporte, sonríe y suspira al recordarlas: “hace 10 años contabilice mil 770 funciones en las que participe, después tuve que hacer tres pausas por enfermedad o lesiones, sigo luchando, pero al menor ritmo, ya casi voy al retiro”.
Por su enseñanza han pasado: Lobo Oriental, Dragón de Plata, Toro de Guanoro, Crazy Boy, Súper Crazy, Némesis, el luchador olímpico Black Fire, Sargento X que tiene una escuela en Rosarito Tijuana, también en Ixhuatlán, Veracruz sembró este deporte a través de su alumno y rival mismo caso en La Uno, Puebla; sin embargo, no le gusta que le digan maestro, sino instructor.
En los encordados se codeó con gladiadores de la talla del Huracán Ramírez, Los Brazos, los Gran Markus, Macabros, Alebrije, luchó contra Rudy Reyna, Babe Sharon y Rizado Ruiz una tercia de exóticos tremenda y poderosa, de ese tiempo, y una memorable que tuvo con el Carnicero de Tulancingo con el que perdió su cabellera.
En su cuerpo lleva las cicatrices de los castigos que ha recibido; dos hombros y tobillos luxados, le faltan los cartílagos de un par de costillas; ha ganado cabelleras e igual las ha perdido, cinco máscaras (entre ellas la de Siniestro), tiene docenas de reconocimientos y trofeos, campeón local, estatal, nacional en 1996 que lo mantuvo 10 años, el Intercontinental del Golfo; su nombre Impostor se lo debe a un anunciante de las primeras funciones, ya que en cada personaje que intentó, le terminaba diciendo. “en esa esquina el Impostor”, entonces dejó la máscara y descubrió su rostro.