El portero histórico de los Tuzos del Pachuca, Miguel Calero, fue inducido al ingresar al Salón de la Fama Internacional de Futbol en su novena edición.
A casi siete años de su fallecimiento (4 diciembre 2012), El Cóndor cumplió uno de sus sueños: ingresar a este recinto, y fue su esposa Sandra Sierra quien recibió el galardón. “Me queda claro que conocieron la trayectoria de Miguel como futbolista y fueron testigos de su profesionalismo, dedicación con que lo hacía y conocían su profundo amor por el Club Pachuca.
Les quiero hablar de Miguel, el ser humano atrás de la portería, el hombre al que le costaba mucho asumir sus derrotas. Cuando perdía un partido llegaba a casa y no quería salir, le daba mucha pena con su hinchada. No se permitía perder ni equivocarse y no tanto por él, sino por su gente.
Miguel amaba lo que hacía. Le aterraba la idea de no volver a jugar. Recuerdo el primer evento en que su salud se vio afectada; estábamos en Minnesota con don Jesús, estaba por entrar a cirugía y abrazó a dos Jesús y le dijo: Mi presi, me aterra la idea de no volver a jugar y Jesús lo abrazó y le comentó: Miguelito, vamos a salir de esta. Vamos a levantar muchas cosas más y nos vamos a ir al Mundial de Clubes y así fue".
Su hijo Juan José Calero señaló en entrevista: “Todo salió conforme su papá hubiera soñado en este momento, fue muy bonito ver cómo la gente lo reconoció. Tanto en lo personal como en lo futbolístico mi papá era una persona que amaba su trabajo y no le gustaba jugar con él; en personal y en lo profesional me quedo con eso”.
El jugador de Mineros de Zacatecas compartió que entre los logros que más disfrutó su papá como profesional con Pachuca fue la Copa Sudamericana y los campeonatos contra San Luis y América, pero que más allá de eso se queda con lo vivido con su padre y su familia.