Santo, El Enmascarado de Plata fue el primer súper héroe mexicano, real, de carne y hueso, a diferencia de los de otros países que son ficticios; posicionó la lucha libre mexicana en prácticamente todo el mundo con sus películas; ganó 20 máscaras, 30 cabelleras, con 48 años sobre el ring, pero sus primeros años fue rudísimo, hasta 1943, cuando se pasó al bando técnico.
El rudo debut de Santo, El Enmascarado de Plata
De acuerdo con el libro, Memorias de la Lucha Libre, del exreferee Rafael Olivera Figueroa, un 6 de septiembre de 1942, en la Arena Afición de Pachuca, subió al ring un hombre con capucha y capa plateada, quien de inmediato empezó a orar en una esquina.
Se trataba del debut de Santo, El Enmascarado de Plata en esta arena, en contra del rudísimo Lobo Negro.
“El público está entretenido viendo orar al debutante, no sabe si aplaudirle o chiflarle; sin embargo, cuando es presentado, le aplaude a rabiar, pues el hecho de verle rezar con tanto fervor, les hace pensar que es creyente y técnico… Esa tarde vimos nacer al hombre que iba a revolucionar la lucha libre: El Santo”, relata el autor del libro.
Sin embargo, en aquella lucha, de acuerdo con el mismo autor, El Santo demostró su salvajismo y su verdadera tendencia: la ruda. Por lo que los aplausos de inicio se convirtieron en rechiflas, aunque eso no impidió que El Santo ganara esa primera lucha en la Arena Afición.
Olivera Figueroa narra además que, el primer trofeo que tuvo el Santo en su carrera, fue también ganado en Pachuca, el de “Carta Blanca”, cuando derrotó a Bobby Bonales, el 22 de agosto de 1943.
En su etapa de rudo, en la misma Arena Afición, El Santo se ganó la enemistad del público cuando fracturó el brazo al ídolo del momento, Rudy Romero, dejándolo fuera de circulación por algunos meses.
En una entrevista, el Santo narra que, quienes lo hicieron dejar atrás el estilo rudo, “fueron los niños a través de una historieta donde yo era el personaje central y héroe de la misma, me hicieron dar el cambio, pues esos niños que leían mis hazañas en las tirillas, cuando iban a verme en vivo me aplaudían y alentaban. Esto me hizo reflexionar y pensar que la niñez no merecía un ídolo malo”.
El Enmascarado de Plata se presentó infinidad de veces en la Arena Afición, como uno de los más taquilleros de la historia, hasta el momento. Y el 27 de mayo de 1965, tuvo un homenaje en esta misma arena.
De superhéroe en el ring a exitoso actor
Fue 16 veces campeón nacional e internacional, el primer campeón mundial de peso welter mexicano. El señor José Guadalupe Cruz lo eleva a rango de superhéroe a través de historietas que llegaron a vender un millón 650 mil ejemplares y en las cuales se enfrentó a momias, vampiros, extraterrestres, seres de ultratumba y gracias a este éxito comercial.
Aparece en su vida don Fernando Osés, quien era actor y luchador español y quien lo convence para hacer 52 películas de gran éxito a nivel mundial, la más importante de todas, Santo contra las Mujeres Vampiro, filmada en 1962, la cual es la película que abre las puertas para el Cine Mexicano en Europa, Asia, Medio Oriente y toda América.
Así lo describe el maestro Felipe Carrillo, historiador de Tulancingo, especializado en el tema del Santo.
Santo contra el Asesino de la Televisión, es una de las películas cuyas escenas de lucha se rodaron en el cuadrilátero de la Arena Afición de la ciudad de Pachuca, en 1981, a tan solo un año del retiro del legendario luchador.
La película gira en torno a un maléfico enmascarado, llamado Magnus, que amenaza a la humanidad con diversos actos criminales, a través de la televisión.
Santo busca y descubre el escondite donde este personaje maligno hace sus transmisiones y lo derrota. En esta película, comparte créditos con el cantautor Gerardo Reyes, quien hace el papel de un cantante, detective y reportero de “El Sol”.
Antonio Viornery, administrador de la Arena Afición, comentó que, en una ocasión, El Santo se quitó la máscara en la Arena Afición.
Esto se prometió previo a la lucha, “no dije que iba a mostrar su rostro, fue un anuncio publicitario, que tiene uno, que idea”; ante este escenario El Santo le comentó a Viornery que a ver qué es lo que hacía dijo, “él no quiso traer otra máscara, y dijo, si me la quito, que voy a hacer, afortunadamente encontré una de él, que él mismo había regalado, se la puso encima, y arriba del ring se quitó la máscara”.
“La Arena estaba llena, su representante, el señor Suárez, era el que más estaba espantado, Santo sabía cuál era el tema, cuando el señor Suárez vio lo que pasó, pues ya se le pasó, ya no quería venir, hasta que se le bajó el coraje, regresaron, y el enmascarado de plata se la pasaba bien en la Arena, donde hizo hasta películas”.
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