Hasta ahora seis tulancinguenses han participado en Juegos Olímpicos a lo largo de la historia en distintos deportes como el futbol, boxeo, remos, ciclismo de montaña.
Los hermanos Ruiz
Los primeros tulancinguenses en acudir a unos Juegos Olímpicos son los hermanos Ruiz Aguilar, Jorge y Rubén, quienes formaron parte de la selección mexicana de futbol que participó en Londres 1948, y en su único partido ante Corea del Sur cayeron por cinco goles a tres, con una anotación de Jorge.
Ellos compartieron cancha con figuras del balompié nacional como Antonio “Tota” Carbajal, “el cinco copas”; así como Raúl Cárdenas y Joaquín Capilla, entre otros.
En ese entonces, el sistema de competencia era a eliminación directa, por lo que el selectivo nacional se enfrentó y cayó ante los coreanos, con un gol al minuto 89 del tulancinguense Jorge Ruiz.
Viajó sin competir
También en Londres 1948, el boxeador tulancinguense Ángel Arriaga viajó con el representativo mexicano y fue registrado como parte del equipo olímpico, sin embargo, debido a un escándalo por el robo de una cámara fotográfica, no pudo competir. No obstante, tiempo después recibió una carta por parte del Comité Olímpico Internacional (COI), pidiéndole una disculpa por las falsas acusaciones de las que fue objeto.
Una de las mejores remeras del país
También originaria de Tulancingo, María Fernanda de la Fuente Tello, considerada una de las mejores remeras de México en la historia, nació en Tulancingo en 1955 y tuvo una gran trayectoria en este deporte, siendo campeona en países europeos y en Estados Unidos de Norteamérica, además de ser la primera atleta ganadora de medalla de plata en Juegos Panamericanos.
Fue noveno lugar en los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980 y decimoprimer lugar en Los Ángeles 1984, y recibió sinfín de premios y distinciones, representando a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En el 2016, recibió un reconocimiento post mortem por su trayectoria deportiva, por parte del gobierno municipal de Tulancingo.
Campuzano, dos veces olímpica
El caso más reciente es el de la pedalista Daniela Campuzano Chávez-Peón, que si bien, al igual que Eligio Cervantes, no nacieron en la ciudad de Tulancingo, han radicado en ella por muchos años, enamorándose de su día a día.
Daniela participó en la disciplina de ciclismo de montaña en los Juegos Olímpicos de Río 2016, los primeros para ella, y años después en Tokio 2020; incluso, Daniela fue la abanderada de la delegación mexicana en Río, y en ambas ediciones, culminó en el puesto número 16, en la prueba de cross country.
Campuzano nació el 21 de octubre de 1986 en la Ciudad de México, pero muy joven llegó a vivir a Tulancingo en donde radica hasta ahora. Fue medallista de oro en el Campeonato Panamericano de ciclismo de montaña en 2014.
En 2018 obtuvo también medalla de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe y en 2019 en los Juegos Panamericanos.
Eligio Cervantes, el referente internacional de triatlón
“Los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, para muchos fue la cereza del pastel; creo que lo más significativo para mí fue justo cuando dicen mi nombre previo al arranque, hacen la presentación y había que caminar o trotar como 250 metros hasta la plataforma de arranque de natación, y en ese momento vi cómo mi vida pasó en una fracción de minuto y fue recordar todo en reversa”, narró Cervantes en entrevista para el Sol de Tulancingo.
“Fue una sensación increíble porque el llegar a donde iba ser la salida fue como decir: todo lo hecho se resume en este momento, y la verdad es que estuvo lleno de muchos tropiezos, muchas sonrisas y de momentos muy alegres y momentos difíciles, porque si bien, a diferencia de otros países no teníamos la estructura para pensar en desarrollarme en una disciplina como el triatlón, por azares del destino y circunstancias que nunca pensé, se me dieron las herramientas para estar en esta disciplina y desarrollarme al nivel en que me desarrollé”, agregó.
Dijo sentirse orgulloso de lo logrado ya que, “con las carencias o deficiencias que llegara a tener, siempre me sentí muy contento de portar los colores de mi país y decir siempre que soy oriundo de Tulancingo y poner en el mapa no solo nacional, sino también internacional, a la ciudad que le tengo mucho cariño”.
Eligio Cervantes señaló que una de las claves del éxito no es el objetivo, sino el proceso. Porque a medida que vas evolucionando, el objetivo se va desplazando y obteniendo diferentes matices.
Recordó que en 1984, viendo la televisión, es como tiene su primer acercamiento en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles; “recuerdo aún la medalla de bronce de Manuel Youshimatz en la prueba de persecución, y verlo fue como decir, ¿eso qué es?... fue la primera semilla que tuve de pensar en unos Juegos Olímpicos”, señaló.
Después de eso, comenzó con prácticas de natación, a competir y conocer el proceso sistemático de un atleta que quiere tener una representación nacional, desde un torneo municipal, regional, nacional, y de ahí hacer un Panamericano o un campeonato del mundo y después de eso, pues hacer el ciclo de unos juegos olímpicos.
“Suena fácil, pero mucha gente que tiene la misma o mayor capacidad se queda en el camino; por una circunstancia u otra no llega”, refirió.
Destacó que, tener la posibilidad de estar como atleta en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, fue algo increíble: “recordar como con las carreras de ferial, de 10 kilómetros o el famoso maratón del Sol de Tulancingo por ahí de diciembre, son de las que te empiezan a forjar un carácter para aprender a competir, porque puedes tener las habilidades técnico-físicas, pero no siempre tienes la capacidad para competir, y ahí entran otras capacidades como el dominio del miedo, o la expectativa”, aseguró.
Dijo que son herramientas que vas construyendo con base en un proceso muy largo, y con fracasos y tropiezos, incluso caídas que te orillan a estar fuera de la actividad deportiva.
“Eso me ha dado una carrera de constancia. En los Juegos Olímpicos del 2000, una fractura en la clavícula en 1999 me orilla a estar fuera de los Juegos en Sydney que fue la apertura del triatlón; pero en 2004 lo logramos. En 2008 se logró la plaza pero no logró hacer el proceso clasificatoria interno, y no asisto a Juegos Olímpicos pero tengo el orgullo de decir que gracias a ello se obtuvo la plaza para ir a Beijing”.
Recordó que fue en Vancouver donde, en una zona de deshielo, cambió la temperatura del agua de 16 grados a 11, y eso le cortó el proceso de natación.
“Mi cuerpo no toleró ese frío, y esas fueron las reglas y hay que entender la empatía. El deporte de alto rendimiento no es justo, una lesión o una decisión arbitraria te puede dejar fuera pero eso es el alto rendimiento y hay que aprender a vivir de él”.
Narró que después de Beijing 2008 decidió dejar el deporte de alto rendimiento, y todo el proceso de 2009 a 2011 se involucró en la parte administrativa de la Federación Mexicana, y poco a poco adquirió mayores responsabilidades que lo llevaron a que en el 2013, estuviera en la subdirección de alto rendimiento de la misma Federación, y en el 2014 en la dirección.
“El estar por prácticamente 13 años como miembro activo de la Federación, le ha permitido participar como delegado en dos ocasiones en Juegos Olímpicos, Río 2016 y Tokio 2020”.
Atenas, el parteaguas en Juegos Olímpicos
En Atenas se originó la etapa moderna de los Juegos Olímpicos, y luego de 100 años de la inauguración de dicha etapa, los juegos regresaron a esta ciudad.
“Todo este misticismo, leyendas y los dioses del Olimpo, todo esto se ha vuelto parte fundamental de muchas culturas”, recordó Cervantes.
La cercanía de esta edición con la caída de las Torres Gemelas en Manhattan, en el 2001, reforzó la idea de que los Juegos Olímpicos tienen como común denominador el llamado a la paz, a la convivencia entre los pueblos.
“Esto hace que todos los ojos estén a la vista en una sola ciudad, hoy lo vemos en París, donde hay muchas manifestaciones para diferentes luchas sociales para este país”, ejemplificó,
Atenas marcó la diferencia de cómo se vivían y cómo se desarrollan los Juegos Olímpicos, cada vez son más comerciales, las marcas se han ido apoderando de esto; los atletas tienen la oportunidad de tener más tecnología en el deporte, y así se ha visto desde los juegos del 2000 al día de hoy.
Los materiales han cambiado, los tenis, las placas de carbono, las bicicletas se han transformado, muchas cosas que han hecho que el deporte hoy sea totalmente diferente a lo que vivimos hace 20 años, y la forma de verlo, los números como distancias, potencias, velocidad y eso hace que se vida diferente el deporte y creo que en Atenas fue ese parteaguas.
La llegada al triatlón
Eligio Cervantes inició en el deporte jugando frontenis, pasó enseguida por la natación, después al futbol, voleibol, pin pon, nuevamente natación y en la universidad entró al equipo de atletismo, donde le encontró el gusto a este deporte, y alguien le dijo que ya dominaba dos deportes de tres, por lo que probó el triatlón y dijo: “de aquí soy”.
“Tenía muchas deficiencias técnicas en el ciclismo, pero la parte aeróbica y pulmonar la tenía bien desarrollada gracias a la natación y al atletismo”, recordó.
A un año de iniciar en este deporte, fue campeón del mundo en la categoría de 20 a 24 años, debutó como élite en México y en 1996 lo hizo en las Copas del Mundo. En 1999 clasificó a los Juegos Panamericanos de Winnipeg.
Empezó a ser uno de los favoritos no sólo de México, sino también de América Latina, aunque la lesión en la clavícula en 1999 lo dejó fuera de los Juegos Olímpicos del 2000.
Un par de años después se fue a vivir a Australia para entrenar con uno de los mejores equipos de triatlón en ese país, e inició una nueva carrera, enfocado al cien por ciento, cambiando la forma de competir, de entrenar y de ver el deporte en general.
“Somos un deporte que, aunque se cronometra y es la misma distancia, los recorridos hacen mucha diferencia; puedes nadar en un agua con corriente, con oleaje, las transiciones pueden ser cortas o largas, con subidas, pueden hablar factores que influyen como el recorrido, por ejemplo en Atenas fue un recorrido muy demandante con la bicicleta”.
La magia del triatlón, dijo, consiste no en las marcas personales, sino en superar todos los factores como la temperatura del agua, el ambiente, es un deporte versátil que te permite desarrollar una habilidad mental para adaptarte lo más rápido posible.
Finalmente, Eligio refirió que nunca imaginó llegar hasta donde lo hizo en el deporte. Incluso, recordó que muchos profesores en la universidad le dijeron en repetidas ocasiones que: “nunca vas a vivir del deporte”.
“Nunca pensé en el futuro, en un trabajo, en tener dinero, siempre lo vi como eso que me apasionaba, porque el ganar una carrera es la miel más dulce que existe porque embelesa y te transforma, hace que hagas muchas cosas y en mi disciplina el ganar carreras me permitió el pagar mi propia universidad y tener ciertos recursos que muchos compañeros de mi edad no tenían”.
Eligio vio el triatlón como un trabajo a temprana edad, lo cual lo motivó a hacerlo más metódico, “la ley de la vida me hizo aprender a hacerlo como mi forma de vida y el otro factor es que hasta la fecha lo disfruto mucho, lo sigo practicando y lo hago por el placer y me divierto mucho”, concluyó.