Pasan las dos de la mañana, hay silencio en la comunidad de San Primitivo, pero a la vez mucha desesperación, pues mientras decenas de personas esperan informes en el hospital, muchas más aguardan en el lugar de los hechos.
Soldados han forjado una muralla para impedir, a como dé lugar, que ingresen aunque supliquen que deben buscar a sus familiares que hacen falta en casa.
El olor a combustible se pierde un poco, al menos ahora, opacado por la gélida noche. Algunos jóvenes arribaron para ofrecer café de olla y un pan a todos los presentes, afectados, cuerpos de auxilio y medios de comunicación.
Las autoridades estatales se concentran en el Cobaeh que adaptaron como centro de mando, donde acordaron que en cuestión de minutos únicamente ingresarán peritos de la Procuraduría General del estado para los trámites correspondientes.
Hay varios desaparecidos y la gente se mantiene con la esperanza de que regresen a casa.
