La corriente del río Tula se llevó literalmente el patrimonio que Raúl Lugo Sanabria y su familia construyeron a lo largo de 40 años, pero también el terreno donde estaba su huerta y parte de los cimientos de su casa.
El hombre de 70 años, vive a la orilla del río Tula, en la colonia San Lorenzo, en una calle sin nombre, a la que ellos han llamado Club de Leones.
Desde el 7 de septiembre montó carpa improvisada para vigilar su casa, las pocas pertenencias que pudo salvar y en espera de que funcionarios le acerquen alguna ayuda.
Narró que el 6 de septiembre no paraba de llover y por ello vigilaba los niveles del caudal mientras su familia dormía. Se percató que el agua comenzaba a desbordarse hacia su terreno, pero decidió esperar.
La señal de alarma, para salir de la casa, refiere, es cuando el agua alcanzaba un ciruelo que tenía plantado y cuando eso pasó, pidió a su esposa e hijos salir de la casa.
Se vistieron rápido, aseguró, pero cuando salieron el agua ya les llegaba a la cintura.
El hombre jubilado de Pemex, comenta con amargura lo difícil que es volver a empezar a su edad y que ve que no recibirá apoyo gubernamental.
Dice que aunque una franja de su terreno de 7x12 metros se perdió, porque la fuerza de la corriente la erosionó, llevando consigo los cimientos de una esquina de la casa, pero el peritaje del gobierno señala que su casa solo sufrió daños en la pintura.
Raúl Lugo muestra que tuvo que colocar costalera debajo de la casa para evitar que la corriente siga socavando los cimientos, porque en la otra margen se depositó tanta tierra que el río se recorrió.
El hombre dice que no han recibido apoyos y que buscaron obtener una despensa pero hay que hacer largas filas y no tiene tiempo de formarse por horas porque tiene que cuidar su casa.
Por ello dice que va buscar unirse a la demanda colectiva para que la Comisión Nacional del Agua, le pague la afectación.
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