Luego de la celebración a Cristo Rey que se vivió el pasado domingo 20 de noviembre, la fe católica se alista para dar inicio a la temporada de Adviento, misma que se caracteriza por preparar a creyentes para la llegada de Jesucristo en Navidad y que marca el inicio del Año Litúrgico o Año de Cristo, forma en la que se mide el tiempo en esta religión.
Dicho año consta de tres grandes momentos que se basan en etapas centrales de la vida de Cristo: su nacimiento, que se vive precisamente en la temporada adviental; la Pascua, cuya preparación es en la Semana Santa y la Cuaresma; y finalmente el domingo de Pentecostés, cuando de acuerdo con la creencia se recibe al Espíritu Santo para dar nacimiento a la iglesia.
En este sentido, la temporada de Navidad se caracteriza por acompañarse de un emblemático elemento que forma parte de muchos hogares religiosos: la corona de adviento. Se trata de un arreglo adornado con velas y cuyo objetivo es recordar a los feligreses que deben prepararse espiritualmente para recibir al niño Dios. Se compone de una base circular, la cual simboliza que no existe ni principio ni fin, una metáfora de la eternidad de Dios.
Aunque suele ir acompañado de un follaje natural, cada vez son más comunes los follajes artificiales pero es importante que sea de color verde, que va relacionado con la virtud de la esperanza y un tiempo de crecimiento espiritual. Asimismo, la corona deberá llevar cinco velas: tres moradas o blancas, una rosa y un cirio o parafina blanca que se colocará al centro.
Estas velas que pueden encontrarse desde 50 y hasta los 75 pesos en Tulancingo y alrededores, deben encenderse una por una en cada uno de los cuatro domingos de Adviento y la noche de Navidad. En su conjunto, estas velas significan la luz que disipa las tinieblas, pues conforme se vayan encendiendo se hace más claro el camino hacia el Señor.
De forma individual, cada una deberá prenderse acompañada de una oración. Las moradas representan precisamente el tiempo de espera, que combinados con el mismo color en la túnica de los sacerdotes refrendan la penitencia y humildad ante la llegada de Jesús; la rosa, que se enciende el tercer domingo de la temporada, simboliza la alegría por el nacimiento del Mesías. El cirio central se ilumina hasta el día de Navidad, cuando después de una oración de agradecimiento, se recuerda que Cristo es la luz del mundo.
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Es así que el próximo domingo 27 de noviembre se llevará a cabo la bendición de las coronas de adviento durante la celebración de la misa. Al término de la ceremonia, se acostumbra colocar el arreglo en el lugar más digno de la casa (por lo general el comedor) para ofrecerle oración cada semana hasta el 24 de diciembre, día de Nochebuena y de la última posada.