Cinco personas originarias de Acaxochitlán llevaron una de los elementos más característicos de su Pueblo Mágico hasta el corazón de Pachuca de Soto, pues diseñaron, confeccionaron y montaron una serie de tapetes artesanales que hoy ya pueden apreciarse en el altar monumental de la capital hidalguense.
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Se trata de Macedonio Xocotenco González y José Xocotenco Hernández, ambos floristas de la localidad de Santa Ana y quienes se encargaron de la elaboración de los tradicionales arcos de flores de cempasúchil; así como de Marycruz González Vargas, de San Mateo; Misael Acosta Zacatenco y Arturo Castelán Zacatenco de la cabecera municipal, Vigías del Patrimonio Cultural en Acaxochitlán y que así como en otros pueblos de su demarcación, colaboraron en el montaje de los tapetes de aserrín multicolor.
En conjunto, ellos elaboraron un total de cuatro alfombras artesanales: una morada con calaveritas y el logotipo institucional del gobierno pachuqueño, otra fucsia también con calaveritas y la leyenda “Día de Muertos”, una verde agua con motivos festivos de la temporada y finalmente una negra con márgenes naranjas tipo cempasúchil, en el que plasmaron tres velas incandescentes.
Cabe recordar que esta clase de trabajo artístico-pictórico muy tradicional del referido Pueblo Mágico es uno de los elementos más distintivos de este municipio de la Otomí-Tepehua. Es un signo del trabajo comunitario que se desboca en cada una de las fiestas patronales de las diferentes localidades, pero se aprecia de manera multitudinaria durante la feria en honor al Señor del Colateral, principal advocación católica de la cabecera municipal.
Aquí, cada año se elaboran cientos de tapetes artesanales monumentales hechos con flores, aserrín, o semillas. El 11 de mayo, "mero día" del patrono, las calles del centro en la cabecera se cubren de múltiples colores y aromas pues se hace una procesión que recorre toda la localidad y avanza sobre las alfombras hechas por lugareños.
Ese día, las calles de Acaxochitlán se convierten en escenario que pone en evidencia el espíritu comunitario y festivo en tal municipio, pues cientos de habitantes de la cabecera y barrios aledaños hacen suyas las vialidades para construir casi 40 de estas alfombras. Esta costumbre va más allá del arte que imprimen en los tapetes: es el momento del año en que los vecinos de cada calle o colonia se miran, se encuentran, conviven, comparten alimentos y cooperan con trabajo para imprimir su toque en la alfombra que durante la Solemnidad al Señor del Colateral, se vuelve intermediaria entre los pies y el suelo previo a la celebración de la misa.