Para el alfarero Alberto Ríos Morales, de Santa Ana Hueytlalpan, las ventas cayeron un 40 porciento por la contingencia sanitaria y salvar su taller familiar es su principal reto ante esta crisis que ha dejado la pandemia.
Informó que, aunque las ventas han sido bajas, no cerrará su negocio, ya que es su fuente de empleo desde hace 40 años.
“Desgraciadamente han bajado las ventas, un 40 por ciento desde que inició la pandemia, ya que nosotros también nos dedicamos a vender en las plazas y tianguis, pero desgraciadamente ya no se puede por la situación” comentó.
Ante el escenario por contingencia que aún se vive en el país, la producción que realizan con su familia no se detiene y confía que próximamente se recupere.
Río Morales dijo que al día elaboran hasta 70piezas de mediano tamaño, entre las de mayor demanda son cazuelas, ollas, platones, jarros y jarrones.
La artesanía de Tulancingo tiene como sello distintivo su originalidad, actualmente alrededor de 58 mujeres y hombres de Santa Ana Hueytlalpan conforman el padrón artesanal en el municipio, lo que representa que varias familias de esta localidad indígena viven de esta actividad.
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Al igual que a otros sectores, la suspensión de festividades religiosas y ferias, afectaron a los artesanos del barro, por ello buscan espacios donde comercializar sus productos.
Además de tener su taller en la comunidad, el alfarero de Santa Ana Hueytlalpan participa activamente en el Centro Artesanal, cultural y Gastronómico de Tulancingo.