Naishla Vanessa Quiñones Guerrero es una mujer tulancinguense que hace apenas unos días regresó de su viaje a Lisboa, en Portugal, travesía que emprendió para cumplir uno de sus aspiraciones más profundas que ha tenido ligadas a su vida católica: asistir a una Jornada Mundial de la Juventud. Pese a que su asistencia a dicho evento internacional fue de manera voluntaria, ella fue uno de los 14 jóvenes que representaron a la feligresía de la Arquidiócesis de Tulancingo en Europa.
Con 28 años de edad, Vann contó en entrevista que desde que tenía 16 se integró de lleno a las actividades pastorales en la Catedral Metropolitana de Tulancingo, luego de haber participado en un retiro kerigmático que la atrajo por completo a las labores de la pastoral juvenil. Aunque ahora ya no forma parte de este grupo -y una de las razones por las que costeó por su cuenta todo su viaje-, ella menciona que siempre tuvo en mente "mucha confianza y emoción, el saber que iba a conocer gente nueva, a vivir una experiencia nueva, fue algo que me motivaba todos los días a trabajar para pagar mi viaje"
"Comencé a ahorrar un año antes y pues al principio quise buscar bienhechores para poder solventar los gastos, pero con el paso de los días preferí que no, porque como también iba a pasear, pues no se me hizo justo (ríe) Entonces pues ya, a trabajar", cuenta. Sin embargo, además de sus labores como integrante del grupo de oración Adoración Nocturna, también se desempeña como diseñadora gráfica y como profesora de Educación en la Fe en un colegio católico.
Cerraba el mes de julio y el momento de partir a Europa tocó a la puerta. Aunque la Jornada fue del primero al seis de agosto, Vann se fue unos días antes pues tenía la intención de conocer España:
"Cuando ya tuve mi boleto me sentí totalmente orgullosa y satisfecha de mi esfuerzo, súper emocionada porque sería mi primera vez viajando fuera del país, en avión y siendo plenamente responsable de todo. Lo que más me gustó de Europa fue la seguridad, es un lugar con mucha vigilancia, y en la mayor parte de los lugares a los que vas puedes incluso dejar tus cosas y nadie las toma", manifestó.
Sin embargo, el momento más climático de la aventura llegaría en Portugal. Además de los múltiples eventos que se programaron en distintas sedes a lo largo de los días, tuvo la dicha de estar frente a frente con Su Santidad el Papa Francisco, quien estuvo dos días ante los aproximadamente 1.5 millones de jóvenes que llegaron de diferentes países:
"¡Ufff!!! Para mí ver al Papa fue muy increíble, el sucesor de Pedro tiene una presencia de santidad impresionante, en su paso frente a mí, nos dió la bendición y me quedé pasmada, tanto que ya ni lo pude grabar"
Y es que con una gran emoción, Vann menciona que aunado a esta máxima experiencia, también aprendió a encontrar a Dios en otras partes: en la cultura, en los idiomas, en los jóvenes, en las congregaciones que asistieron. Tras este momento cúspide en su fe católica, reconoce que "Dios ha sido muy providente":
"Aprendí a encontrarme con Dios en cada esquina, a verlo a pesar del cansancio, del calor y de tantas diferencias culturales, y a ver la belleza universal de la Iglesia Católica. Mis oraciones siempre eran de agradecimiento, pero también le pedía a Dios que todo valiera la pena, que de este viaje obtuviera un aprendizaje y que trajera conmigo algo para compartir con los demás"