El cuerpo es débil, frágil y mortal; no solo se debe alimentar de pan, también es espíritu, razón por lo cual la comunidad creció ante las inclemencias de la pandemia. El mayor miedo de las personas es la incertidumbre, aseveró Juan Bautista, párroco de Catedral de Tulancingo.
En entrevista, el párroco mencionó que la gente siempre experimenta la necesidad de Dios, sobre todo cuando hay algún problema, alguna tragedia, alguna urgencia personal, y tratan de buscar una respuesta de las experiencias que les suceden.
En este tiempo de pandemia a pesar de la disciplina con la que se debe de limitar los accesos y las restricciones para poder salir, la gente ha buscado la forma de satisfacer esa necesidad, y hoy en día se puede vivir por medio de la televisión o por las transmisiones de Facebook, dijo.
Mencionó que antes de que se declara oficialmente la tercera ola del Covid-19, la gente ya asistía normal a las misas, sobre todo a las de las 11:00 y la 13:00 horas, pero han regresado a los números altos en cuanto a las transmisiones en vivo y esta semana registraron a 500 personas conectadas.
Explicó que negar las imágenes es negar una de las facultades de la propia naturaleza, porque todos conocemos a través de imágenes, de lo que perciben los sentidos. Las imágenes son personas concretas que existieron y las imágenes que se usan en la iglesia sirven para recordar que fueron personas ejemplares y comunes como todos nosotros.
Las imágenes de los santos se veneran, no se adoran. Pero esto corresponde también a un sentimiento natural, el claro ejemplo es una foto de un ser querido, pues los solemos recordar con mucho cariño, y respeto, justo así pasa con los santos, refirió el párroco.
En este tiempo de la pandemia, comentó el entrevistado, mucha gente ha acudido a buscar su imagen, o a comparar su imagen en la tienda, esto también ha sido como consecuencia de vivir y sentir la fe.
Expresó que la mayor angustia de la gente ha sido la incertidumbre, pues la información que dan las autoridades, se ha prestado a algunas contradicciones, a suposiciones; y eso a la gente les desconcierta.
“Cuando no se es consecuente o coherente con lo que pedimos y lo que hacemos, pues la gente se desconcierta, ya les dejamos de creer”, concluyó el párroco Juan Bautista.