Ni la lluvia detuvo la pasión y fe de católicos tulancinguenses, que pese al mal tiempo en este Viernes Santo, recorrieron con veladoras en mano las calles del centro de Tulancingo, en afán de acompañar a la Virgen de los Dolores en su pesar por la muerte de Cristo.
Luego de salir de la Catedral Metropolitana, la procesión avanzó por la calle de Fernando Soto, Primero de Mayo y luego sobre Juárez, para subir nuevamente por Doria y llegar al templo. Durante el recorrido, fieles avanzaron en silencio, en compañía de hijos, hermanos y muchas personas de la tercera edad, que tampoco se rindieron ante el embate de la llovizna.
Previamente, con una ceremonia sin cantos, sin imágenes, sin velas o cirios encendidos, la Catedral fue sede de la ceremonia de los Santos Oficios, celebración de luto y cuyo momento más importante es la Adoración a la Santa Cruz, tras la muerte de Jesucristo.
En ese sentido, "hay que dedicar las horas previas a la Pascua para reflexionar sobre nuestro comportamiento y para descansar", así lo pidió el Arzobispo de la Arquidiócesis de Tulancingo, Domingo Díaz Martínez, durante su intervención en la homilía.
Monseñor explicó que tras la muerte de Jesucristo, ninguna iglesia del mundo puede oficiar misa, sin embargo, en la ceremonia sí se ofrece el pan y se vuelve a leer el Evangelio con la Pasión de Cristo según San Juan. Además y como muestra de luto, se viste la imagen de María la Virgen de colores negros, llamado que incluso atendieron otros fieles que acudieron.
Abundó en que quienes crucificaron al Señor lo hicieron por ignorancia, mal que sigue aquejando a nuestra sociedad. Por tanto, hizo un fuerte llamado para aceptar las Sagradas Escrituras pues "cuando no se acepta la doctrina de Cristo se empobrece el bien común. Si creemos que Jesús ha resucitado y si creemos en el evangelio, si seguimos las enseñanzas, no le hacemos mal a nadie", concluyó.