De un pozo de agua para el riego de tierras de cultivo, a uno de los parques acuáticos de agua termal más conocidos en Hidalgo, así es la historia del balneario de Santa Ana Hueytlalpan, comunidad indigena más grande del municipio de Tulancingo. Su temperatura alcanza los 36 grados centígrados y el agua proviene de la vena de un volcán, aunque aún no saben de cual.
En entrevista para El Sol de Tulancingo, David González Luna, integrante de la Sociedad de Producción Rural que administra el parque acuático de Santa Ana, narró en exclusiva la historia y progreso del espacio que los posicionó como uno de los destinos turísticos favoritos de la población.
“El parque acuático no nació como parque, sino como la inquietud de nuestros compañeros por tener agua para sus sembradíos…por allá del 2005 perforaron un pozo para poder regar las hortalizas y lo que se produce en la región. Fueron 50 compañeros y se hizo la cooperación para perforar el pozo, se tramitó el permiso ante la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y cuando se escarbaron 200 metros, se llegó al líquido, pero oh sorpresa, era agua termal, agua caliente, para muchos de ellos fue una gran decepción”, puntualizó David.
Muchos de los interesados “abandonaron el barco”, pues el agua termal no funciona para riego, ya que, hierve y quema los plantíos; al final, sólo 43 integrantes de la Sociedad de Producción Rural permanecieron activos y comenzaron a pensar en un uso para el agua termal.
“Muchos nos decían que estábamos locos, ¿cómo se iba a hacer una alberca en el valle?, ni nosotros la vamos a usar, aseguraban”, contó riendo.
Después de esa loca idea de hacer una alberca, el comité en turno comenzó a aterrizar la propuesta en planos, pero no se llegó a más. Luego de varios años, en el 2010, la extinta Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, ahora Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), realizó un recorrido por la comunidad indígena para conocer sus áreas de oportunidad y fue así como se llegó al famoso pozo de agua caliente.
“Es así como se logró aterrizar el proyecto, se hizo un plan de proyecto y se dio el primer apoyo en el 2011. Aún así la gente no creía, pensaban que era una estafa, ya con el dinero en mano se comenzó a trabajar pero seguían dudando del proyecto… y así fue como se hizo la primera alberca, vestidores, chapoteaderos, lo indispensable para ofrecer el servicio”.
El 16 de diciembre de 2011 se llevó a cabo la inauguración de la primera etapa del parque, es decir, la alberca principal. David recuerda y tiene presente como justo en el momento de la inauguración hubo una fuerte polvareda y la neblina bajó a nivel del piso, situación por lo que dudaron más del proyecto.
Desde ese entonces a la fecha, el parque acuático creció en etapas diferentes, durante las primeras dos fue con ayuda del gobierno con un apoyo del 80/20, es decir, 80 por ciento del recurso provino del gobierno y el 20 por ciento de la Sociedad de Producción Rural que lo administra y que ahora está integrada por 49 socios.
La tercera etapa concluyó hace un par de días, con la inauguración del primer hotel dentro del parque acuático, a diferencia de las anteriores, esta ya fue con recursos propios.
Agregó que su objetivo no es ser un recinto hotelero o restaurantero, sino un complejo acuático, por lo que buscarán nuevos atractivos como nuevos toboganes y albercas de olas, entre otros. “No somos un parque grande, pero si somos un gran parque”, concluyó.