/ domingo 22 de octubre de 2023

Cascada entre barrancas, historias de Acatlán

Aunque ahora ya no se conserva debido a la sequía que ha azotado al municipio quesero

Entre las barrancas que se alojan en el municipio de Acatlán, las cuales son unas de las más grandes del estado de Hidalgo, hasta hace apenas dos años corrían fuertes torrentes de aguas provenientes de Tulancingo. Estas aguas, que eran el desemboque del llamado río Tulancingo, formaban un coqueto velo espumoso que posteriormente le dio el nombre a la localidad, Salto de Alcholoya, donde la cascada de veinte metros de alto era una de las postales que daba identidad a este pueblo.

Ubicado en la Sierra Baja, Alcholoya está a una altitud de 2 mil 75 metros sobre el nivel del mar, a una distancia aproximada de 11.32 kilómetros al norte de la cabecera municipal de Acatlán. Según explica el Inegi, se encuentra dentro de la provincia del Eje Neovolcánico dentro de la subprovincia de Llanuras y Sierras de Querétaro e Hidalgo; su terreno es de llanura.

En el terreno donde están las barrancas, en medio de la antigua cascada y la iglesia del pueblo, también se construyó la primera fábrica de textiles de la región, llamada “Fábrica de Alcholoya Textiles de Asbesto”, que en un inicio fue la que dio trabajo a los habitantes de este y otros 15 asentamientos que se forjaron entre las barrancas desde hace más de 200 años.

Aquí encontramos también a San Bartolo, Loma Larga, Hueyotlipa, Piedra Larga, El Sabino, La Calera, El Chillar, San Pablo, La Chamusquina y El Pirul, conocidas a su vez porque albergan a una gran comunidad de mujeres agrícolas que año con año se encargan de la siembra en dichas localidades. Además, del otro lado de la barranca se encuentran La Palma, La Luz, Buena Vista y El Yolo.

“De la barranca que nace en Alcholoya las profundidades del Salto pueden llegar a los 120 metros, pero más adelante en las comunidades mencionadas llegan casi a los mil metros de profundidad, algo impresionante”, señaló el delegado de Alcholoya, Israel Ortiz.

Sin embargo, hoy en día ya no es posible apreciar el paisaje de las cascadas, debido a la fuerte sequía que ha azotado al municipio quesero desde hace más de dos años. Aunque la abundancia de agua torrente se desvaneció, aún se filtran líquidos a través de las rocas de la barranca, mismos que desembocan en el río de San Bartolo, cuerpo de agua en donde hasta actualmente siguen bañándose las personas o incluso acuden aquí para las fechas de Semana Santa, cuando más calor hace.

Entre las barrancas que se alojan en el municipio de Acatlán, las cuales son unas de las más grandes del estado de Hidalgo, hasta hace apenas dos años corrían fuertes torrentes de aguas provenientes de Tulancingo. Estas aguas, que eran el desemboque del llamado río Tulancingo, formaban un coqueto velo espumoso que posteriormente le dio el nombre a la localidad, Salto de Alcholoya, donde la cascada de veinte metros de alto era una de las postales que daba identidad a este pueblo.

Ubicado en la Sierra Baja, Alcholoya está a una altitud de 2 mil 75 metros sobre el nivel del mar, a una distancia aproximada de 11.32 kilómetros al norte de la cabecera municipal de Acatlán. Según explica el Inegi, se encuentra dentro de la provincia del Eje Neovolcánico dentro de la subprovincia de Llanuras y Sierras de Querétaro e Hidalgo; su terreno es de llanura.

En el terreno donde están las barrancas, en medio de la antigua cascada y la iglesia del pueblo, también se construyó la primera fábrica de textiles de la región, llamada “Fábrica de Alcholoya Textiles de Asbesto”, que en un inicio fue la que dio trabajo a los habitantes de este y otros 15 asentamientos que se forjaron entre las barrancas desde hace más de 200 años.

Aquí encontramos también a San Bartolo, Loma Larga, Hueyotlipa, Piedra Larga, El Sabino, La Calera, El Chillar, San Pablo, La Chamusquina y El Pirul, conocidas a su vez porque albergan a una gran comunidad de mujeres agrícolas que año con año se encargan de la siembra en dichas localidades. Además, del otro lado de la barranca se encuentran La Palma, La Luz, Buena Vista y El Yolo.

“De la barranca que nace en Alcholoya las profundidades del Salto pueden llegar a los 120 metros, pero más adelante en las comunidades mencionadas llegan casi a los mil metros de profundidad, algo impresionante”, señaló el delegado de Alcholoya, Israel Ortiz.

Sin embargo, hoy en día ya no es posible apreciar el paisaje de las cascadas, debido a la fuerte sequía que ha azotado al municipio quesero desde hace más de dos años. Aunque la abundancia de agua torrente se desvaneció, aún se filtran líquidos a través de las rocas de la barranca, mismos que desembocan en el río de San Bartolo, cuerpo de agua en donde hasta actualmente siguen bañándose las personas o incluso acuden aquí para las fechas de Semana Santa, cuando más calor hace.

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