En la región Tulancingo se llenan los invernaderos y los tianguis de la flor de cempasúchil.
Los hay de pétalos color naranja, (la más adquirida), también amarillos y los jaspeados que es entre naranja y rojo y a decir de vendedores, hay más de 30 tipos.
Se cree, sobre todo en los pueblos indígenas, que su olor y color atrae a las almas de los muertos; es la flor que guía el camino de vuelta a casa.
Es parte esencial en la celebración de Día de Muertos.
El cempasúchil de igual forma “la nube” o “pata de león”, son propias de la temporada, que desde la época prehispánica se colocan para celebrar a los fieles difuntos, en ofrendas, altares y cementerios.
Son consideradas parte de la tradición, incluso para los antepasados, principalmente para los mexicas era una flor ceremonial.
Los pétalos hacen el camino hacia donde se le espera a quien se cree llegará el 1 y 2 de noviembre a visitar a quienes se quedaron en el plan terrenal. Y en las comunidades indígenas, sobre todo en las otomíes, refiere el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas es a partir del 28 de octubre.
La palabra Cempasúchil, significa “veinte flores” o “de los cuatrocientos pétalos”.
Abundan en plazas de la región Tulancingo, igual en invernaderos, calles y cocheras que se han transformado en puntos de venta.
“Las traemos sobre todo de la Ciudad de México, y también nos llegan algunos repartidores del Estado de México, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla y en algunos puntos de Hidalgo”, comenta el vendedor Adrián Santos.
La gente las empieza a comprar como elemento decorativo, y puede pagar desde los 30 pesos hasta los 200 según la cantidad y donde se adquiera. Y con el paso de los días ante la proximidad de la temporada, se estima, suban los precios.
Aunque es una pieza fundamental para los altares que se colocan en negocios, en escuelas o se llevan al panteón, igual hay quien las usa para decorar sus espacios.