/ martes 3 de octubre de 2023

Cerro de Napateco, el volcán apagado de Tulancingo

Como uno de los puntos de mayor misticismo en la zona, el cerro de Napateco esconde un misterio incluso más peculiar que el de su Cueva del Chivo

Innumerables relatos y leyendas que se esparcen gracias a la tradición oral tan propia de Tulancingo, dan fe del gran misterio y cultura que recubre al cerro de Napateco.

Desde una historia que cuenta cómo esta montaña aloja entre sus venas la guarida del mismísimo Satán en forma de Chivo; hasta otra creencia popular que dice que el cerro es uno de los lugares favoritos para sobrevuelo de ovnis, teoría que incluso respaldó en su momento Jaime Maussan.


La Caldera de Tulancingo

Sin embargo, otra de las creencias populares y que incluso llama la atención de científicos e historiadores locales, es el hecho de que Napateco alberga a uno de los volcanes dormidos del Valle de Tulancingo. Y es que según investigaciones hechas por el doctor Héctor Jesús Tapia del Colegio del Estado de Hidalgo, este municipio aloja "una de las mayores concentraciones de estructuras volcánicas", conocida como la Caldera de Tulancingo.

Dicha franja, que mide aproximadamente 38 kilómetros de largo, ubica a los cerros del Yolo y de Napateco como domos volcánicos cuya antigüedad sería, según dicha investigación, de 2 millones de años.

La Caldera se completaría con los aparatos volcánicos de Santiago Tulantepec en el Cerro de La Paila, formación que cuenta con los cráteres de La Paila, Paila Seca, Paila del Agua, San Ignacio y Coatzetzengo.

Napateco, el volcán dormido

Volviendo con Napateco, el volcán dormido (es decir, que no hace erupción) se sostiene con un tamaño de 20 metros de altura y es llamado como la Peña del Yolo, nombre que recibe de la palabra náhuatl "yolotl", que significa corazón. Resulta que la formación del cerro se parece a un corazón.

Así las cosas, el cerro del Yolo sería un volcán de riolita, un tipo de roca volcánica muy similar al granito.

La riolita se forma a partir de magma ácido que se enfrió parcialmente en el subsuelo y que al llegar a la superficie suele producir además de esta roca, también obsidiana, piedra pómez o toba.

Sin embargo, cabe precisar que la población que vive a las faldas de este gigante dormido no corre riesgo, ya que este tipo de aparato no hace erupción.

Innumerables relatos y leyendas que se esparcen gracias a la tradición oral tan propia de Tulancingo, dan fe del gran misterio y cultura que recubre al cerro de Napateco.

Desde una historia que cuenta cómo esta montaña aloja entre sus venas la guarida del mismísimo Satán en forma de Chivo; hasta otra creencia popular que dice que el cerro es uno de los lugares favoritos para sobrevuelo de ovnis, teoría que incluso respaldó en su momento Jaime Maussan.


La Caldera de Tulancingo

Sin embargo, otra de las creencias populares y que incluso llama la atención de científicos e historiadores locales, es el hecho de que Napateco alberga a uno de los volcanes dormidos del Valle de Tulancingo. Y es que según investigaciones hechas por el doctor Héctor Jesús Tapia del Colegio del Estado de Hidalgo, este municipio aloja "una de las mayores concentraciones de estructuras volcánicas", conocida como la Caldera de Tulancingo.

Dicha franja, que mide aproximadamente 38 kilómetros de largo, ubica a los cerros del Yolo y de Napateco como domos volcánicos cuya antigüedad sería, según dicha investigación, de 2 millones de años.

La Caldera se completaría con los aparatos volcánicos de Santiago Tulantepec en el Cerro de La Paila, formación que cuenta con los cráteres de La Paila, Paila Seca, Paila del Agua, San Ignacio y Coatzetzengo.

Napateco, el volcán dormido

Volviendo con Napateco, el volcán dormido (es decir, que no hace erupción) se sostiene con un tamaño de 20 metros de altura y es llamado como la Peña del Yolo, nombre que recibe de la palabra náhuatl "yolotl", que significa corazón. Resulta que la formación del cerro se parece a un corazón.

Así las cosas, el cerro del Yolo sería un volcán de riolita, un tipo de roca volcánica muy similar al granito.

La riolita se forma a partir de magma ácido que se enfrió parcialmente en el subsuelo y que al llegar a la superficie suele producir además de esta roca, también obsidiana, piedra pómez o toba.

Sin embargo, cabe precisar que la población que vive a las faldas de este gigante dormido no corre riesgo, ya que este tipo de aparato no hace erupción.

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