Las hormigas de San Juan, chicatanas o chicalas, son insectos voladores que aparecen en la temporada de lluvias, es un inusual ingrediente para la preparación de diversos platillos que les da un toque excepcional, convirtiéndose en un manjar de la gastronomía hidalguense.
Las chicalas como son conocidas en la región Otomí-Tepehua suele ser recolectadas durante los primeros días de lluvia, pues es cuando salen de sus hormigueros para reproducirse.
De acuerdo con Gloria Gayosso Cabrera, vecina de la comunidad de Calintla, las altas temperaturas que se habían sentido en el municipio de San Bartolo Tutotepec no habían permitido que las hormigas reinas emergieran de sus nidos.
Para recolectar las hormigas, explicó que salen a buscar los nidos, los limpian de la maleza y salen por sí solas.
Para capturarlas, dijo que algunas ocasiones, colocan focos incandescentes, para que se acerquen y así sea más fácil.
Destacó que las chicalas son las reinas de las conocidas como "hormigas arrieras", estas no tienen alas y no se consumen, por lo que tienen que escogerlas.
Para prepararlas, explicó que hay que quitar las alas, patas y cabeza, después, agarrar el molcajete para hacerlas en salsa.
Otra forma común de consumirla, comentó que es en carne de puerco en salsa, en tamales o simplemente asadas con sal.
Comentó que tiene un establecimiento de alitas y costillas, por lo que en esta temporada usa este ingrediente, lo sustituye por la salsa BBQ, lo que es atractivo para el paladar de sus clientes.
En la región, compartió que este manjar de la comida hidalguense alcanza un precio de 300 hasta 700 pesos un cuartillo, mientras que una sardina se vende en 150 pesos, "son caras, pero son muy sabrosas”.