En el Valle del Mezquital comenzaron las posadas o pre posadas cómo se le conocen localmente, donde se realizan recorridos con las imágenes religiosas de cada pueblo en las comunidades indígenas en honor a la Virgen de Guadalupe.
Las deidades caminan junto a los devotos en un peregrinaje por los hogares donde los reciben con alegría; todas las noches al filo de las 7 de la noche las campanas repican para anunciar el inicio de la caminata.
Los cuetones acompañan los repiques de las campanas y las rezanderas entonan cánticos que transportan a los fieles a los momentos cuando José el carpintero, caminó junto a su esposa María en busca de refugio para dar a luz al cristo redentor.
Las letanías y rosarios forman parte de la liturgia católica en cada día de posada, para posteriormente brindar un festín de gastronomía local.
Tamales, café, ponche, atole, pozole, tostadas, tacos dorados, pan de dulce o de bolillo se ofrecen a los feligreses que acompañan a la divinidad en su recorrido nocturno.