Cerca de 50 habitantes de las comunidades acaxochitecas de Santa Ana Tzacuala y Santa Catarina representaron a su municipio en la muestra del pasado sábado en la ciudad de Pachuca, denominada "Hidalgo está de carnaval" y a la cual acudieron comparsas de todas las latitudes hidalguenses.
Aquí, los originarios de Acaxochitlán destacaron por el ingenio de sus disfraces, entre ellos, una persona que portó una máscara del presidente Andrés Manuel López Obrador y que en voz de María de la Cruz González, titular de Cultura municipal, fue a quien más fotos le pidieron durante el trayecto.
Asimismo, una de las llamadas "tlamatqui", o médico tradicional, fue la que le hizo la limpia al gobernador Julio Menchaca. Con una máscara y ropa de mujer, entre aroma a copal y una rama pudo retirar las malas vibras, según la tradición, del mandatario estatal. Otros de los disfraces más llamativos fueron de payaso, de animales e incluso de diablo; también, un grupo especial llegó caracterizado como mujeres, a las cuales se les nombra "mariquitas".
Cabe recordar que seleccionaron estas comparsas para su presencia en la capital hidalguense tras ganar el recurso estatal para la adquisición de vestimenta. En retribución, dichas localidades (donde aún se rigen por usos y costumbres), debían acudir para representar a su municipio y garantizar fiesta y diversión a los más de 30 mil asistentes que se dieron cita el sábado pasado.
Cabe recordar que los carnavales tienen su origen en festejos europeos que se practicaban en la Edad Media. Tras la Conquista, llegaron a la Nueva España y se usaron como un método para evangelizar al mezclarse con los ritos prehispánicos que las culturas mesoamericanas ya celebraban en nuestras tierras.
La Iglesia católica entonces enmarcó a los carnavales como actos de arrepentimiento o expiación, para exhibir los excesos de la vida así como sus consecuencias en caso de no seguir las normas de dicha religión. Es por ello que el cierre de estas fiestas se caracterizan por la llegada del tiempo de Cuaresma y del miércoles de ceniza, que dentro de la religión se conoce por ser la época para recordar los sacrificios de Cristo y purificar el alma.