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Este viernes 25 de diciembre, al mediodía, Monseñor Domingo Díaz Martínez celebró la Misa de Solemnidad de la Natividad del Señor, teniendo como sede la Catedral Metropolitana de Tulancingo.
Durante la celebración eucarística, el Arzobispo estuvo acompañado por algunos sacerdotes y el aforo fue menor al 20 por ciento como parte de las medidas sanitarias, durante esta contingencia por Covid-19.
Refirió que el año del coronavirus, “nos motiva a compartir ánimo, nos motiva a compartir esperanza, nos motiva a compartir nuestro pan”.
Puede ser que el virus y la pandemia nos dejen miedo, tristeza, soledad, agregó, pero debe haber esperanza porque el Emmanuel viene a estar con nosotros: “Él, la luz del mundo, viene a iluminar nuestro camino y el príncipe de la paz viene a enseñarnos a guardar el mandamiento del amor”.
Díaz Martínez subrayó que “toda la tierra ha tenido la oportunidad de ver al Salvador; él vino a unir el cielo con la tierra para ello, usó un eslabón, el del amor. Nosotros para unir el cielo con la tierra necesitamos también el eslabón del amor a Dios y al prójimo”
Quien no lo tenga al final del día, se quedará en la Tierra donde hay virus del pecado, de pobreza y de violencia, lo que sería una desgracia; en el cielo, hay paz, agregó.
Es necesario que “nosotros compartamos alegría y compartamos nuestro pan porque hay muchas familias que ya perdieron, ya invirtieron sus ahorros y ahora viven en pobreza; es necesario que nosotros compartamos esperanza en esta Navidad. Hagamos la lucha de compartir, no dejemos solos a nuestros hermanos necesitados”
Manifestó su deseo de que esta Navidad reavive la fe, la alegría, la paz y aliente la esperanza.
En la misa se rezó para que el virus que devasta las naciones, se acabe: “Que Dios ilumine su corazón, que el Salvador cuide a todos ustedes”, enfatizó el arzobispo de la Arquidiócesis de Tulancingo.
EL DATO
Transmitida en vivo a través de la Arquidiócesis.
