Con música de banda de viento y un altar abundante, devotos a la Santa Muerte la acompañan y le agradecen por los favores recibidos.
María de Jesús Castro Gutiérrez y Cornelio Pacheco Mendoza son los anfitriones de la casa, pero ellos sólo fueron el medio para realizar el festejo, donde dieron tamales y atoles para las personas que los acompañaron.
En punto de las 8:00 horas, y al son de la banda de viento, las mañanitas retumbaron frente al santuario que habilitaron en su casa para celebrar a la Niña Blanca, como también se conoce.
El hijo mayor de la pareja, Efraín Pacheco Castro, es quien adora a la Santa Muerte, pero hace seis meses se fue en busca del sueño Americano, y mandó dinero a sus padres para comprar la figura y rendirle culto.
Efraín se encomendó a la Santa Muerte desde que un día su madre desapareció huyendo de un problema y él le pidió que lo ayudará, qué lo llevará “derechito” hasta donde ella se encontraba y fue así como la encontró.
Desde ese entonces, hace aproximadamente cinco años, el joven le rinde culto, le agradece el favor y le promete entrega. “Hace seis meses se fue a Estado Unidos, mandó comprar la imagen y contrató la banda para festejarle”, señaló.
Para celebrar su día, le colocaron una ofrenda con flores, dulces, fruta, veladoras, cigarros y botellas de tequila, además de pan, tamales y atole.