Como parte de la celebración a Santa Cecilia de Roma, virgen y mártir reconocida desde 1594 como patrona de los músicos, la tarde del miércoles 22 de noviembre se llevó a cabo una homilía en la parroquia de San Francisco, por lo que feligreses provenientes de diversos sitios se dieron cita en el recinto religioso ubicado en Mariano Arista 200.
Llenos de júbilo y fe, los fieles católicos acudieron con un sinfín de imágenes de Santa Cecilia, hasta el altar de la iglesia para venerarla, algunas eran figurillas de yeso, otras de plástico y unas más de madera, todas, adornadas con coloridas flores.
“Es solo un poco de lo mucho que ella nos da durante el año, nosotros salimos a trabajar diario, tocamos en las calles, en las fiestas y ella nos cuida a la par que Dios Nuestro Señor”, compartió Víctor Cortés Hernández, quien desde hace 16 años toca el acordeón.
Con previa participación de una orquesta sinfónica, en punto de las 12 del día, dio inicio la santa misa, la cual se centró en la vida de Santa Cecilia y en las enseñanzas que dejó para honrar a Dios, como el vivir sin pecado.
Los músicos con sus manos, su voz y con sus instrumentos, alegran la vida de las personas, por lo que el padre pidió que también alegren a Dios con sus actos del diario vivir: “Ustedes cantan aquí, cantan allá y en todos lados, cántenle a Dios con su vida de gracia y sin pecado”, instó.
Al término de la misma, los músicos, acompañados de familiares y amigos, recibieron por parte del párroco la bendición, por lo que acercaron al altar las imágenes de diversos tamaños y materiales.
Santa Cecilia, pertenecía a una familia rica en Roma y de acuerdo a la historia religiosa, desde pequeña sintió gran atracción por consagrarse a Dios y conservar su inocencia, su mayor deseo era quedarse soltera; sin embargo, sus padres la casaron con Valerio, un joven que no era cristiano.
En su boda, se dice que Santa Cecilia le cantó a Dios en silencio para que ese deseo le fuera concedido, posteriormente, platicó con su esposo, la respetó, le cumplió su petición e incluso lo convirtió al cristianismo, de ahí que sea llamada virgen; además, es mártir debido a que murió asesinada por ordenes del prefecto romano Almaquio, quien la condenó a morir por asfixia y luego pidió que la decapitaran al ver que seguía en oración. Desde 1594, el Papa Gregorio XIII la reconoció como patrona de los músicos.