El 27 de febrero de 2016, Agustina llegó a su casa, estacionó su camioneta del lado de Juan, su vecino, y ese fue el pretexto para que el hombre estallara en furia, quien salió de su casa muy molesto gritando “qué la iba a matar”, “qué ya sabía dónde estaban sus hijos” y “que se atuviera a las consecuencias”.
Cuando Agustina creyó que todo había terminado, Juan salió nuevamente de su casa, comenzó a dañar los vehículos que estaban estacionados cerca de ahí: ponchó las cuatro llantas de la camioneta, raspó la carrocería y rompió las molduras, también desprendió la facia de un Jetta.
La furia no terminó ahí. El vecino molesto se dirigió al domicilio de Agustina, entró a reclamar, tomó unas tijeras de podar que se hallaban en un estante, las dirigió al cuello de Agustina y repitió las amenazas de muerte.
Visiblemente molesto, Juan exclamó: “Usted está frustrada porque no tiene marido; es así porque no tiene marido, pero aquí estoy yo para usted”. Y tocándose los genitales y le dice: “Aquí hay para ti”.
Por dichos actos, Juan está acusado de haber cometido los delitos de amenazas, daño en la propiedad y ultrajes a la moral.
El ministerio público solicitó nueve años de prisión y 240 días de unidades de medida como multa, así como una reparación de daño sólo por lo ocasionado a la camioneta por la cantidad de tres mil 855 pesos, según constó en el desahogo de la audiencia pública Intermedia que se llevó a cabo en los juzgados de oralidad.
Previo a ello, la defensa del Juan ofreció una salida alterna al proceso, lo que fue negada por la juez, toda vez que consideró que no se satisfacía la reparación integral del daño ocasionado a la víctima.
La parte acisada ofrecía la cantidad de tres mil 855 pesos como pago, así como la obligación del acusado de someterse a terapia psicológica. No se restituía la dignidad de la mujer.