Este sitio enclavado en la reserva de la Biosfera de Metztitlán es uno de los pocos en México en el que aún habitan monjes de la orden de los Agustinos. Con 455 años de historia, el lugar fue punta de lanza para la evangelización de la Sierra Gorda de Hidalgo y hoy destaca por su perseverancia a través del tiempo al sobrevivir al paso del tiempo e inclusive inundaciones y sismos.

Fue terminado en 1569 luego de 30 años de construcciones y a la fecha quienes lo visitan resaltan su arquitectura, sus amplios espacios, sus gárgolas, sus cúpulas, sus ángeles y arcángeles y toda una serie de animales y plantas que se pueden observar en sus paredes y espacios.

Pero no debemos olvidar los retablos que existen en el convento que, definitivamente, son verdaderas obras de arte sacro. Son 5 y tiene distintas representaciones, aunque es obvio que a algunos les urge una rehabilitación.

Los retablos son de San Nicolás Tolentino, de Jesús Nazareno, de Nuestra Señora de la Soledad, de San José y por su puesto de los Santos Reyes que da nombre al convento.

Metztitlán está a sólo una hora con 40 minutos de Pachuca con un recorrido de casi 84 kilómetros sobre la carretera Pachuca-Huejutla y en la capital hidalguense hay un sitio de taxis colectivos que salen muy cerca de la Central de Autobuses.