En los márgenes de las colonias donde se presentan mayor número de robo de autopartes se encuentra el corredor con más presencia de deshuesaderos de todo el municipio: el boulevard Quetzalcoatl, también conocido como carretera Tulancingo-Jaltepec. En este tramo, que es de tan solo 3.5 kilómetros, se localizan 22 puntos de venta de autopartes usadas así como deshuesaderos.
De acuerdo con datos policiales de Tulancingo, ofrecidos a este medio de comunicación sin mayor detalle, los asentamientos que más reportes presentan por este delito son Rincones de la Hacienda, Las Glorias, Campo Alegre y Jaltepec, localidades que guardan una particular coincidencia: todos conectan en uno o varios puntos con el bulevar Quetzalcoatl.
Si bien no puede conocerse con precisión cuántos espacios como estos existen en la región, la saliente administración de Tulancingo informó anteriormente que en el municipio había aproximadamente 35 deshuesaderos, 20 de los cuales contaban con documentación de impacto ambiental.
Tal dato, en caso de ser 100 por ciento preciso, significaría que casi el 63 por ciento del total de negocios de venta de autopartes y deshuesaderos se concentran en el tramo descrito, aunque todavía hay otros espacios similares en la Bajada de San José, en la carretera Tulancingo-Santiago, en la Tulancingo-Cuautepec, por mencionar algunos.
Para conocer acerca de este nicho platicamos con el señor Miguel Guerrero, quien se dedica a la venta de autopartes desde hace más de 15 años. Anteriormente dedicado a la albañilería, encontró en este negocio un medio para sostener a su familia y además dar trabajo a al menos cinco personas.
Aunque reconoce que el ingreso puede variar, sucede que las piezas usadas se venden por lo regular en hasta el 60 por ciento del valor original; no obstante, la mayor ganancia es cuando cae una pieza que ya no se puede conseguir por otros medios.
“Algunas piezas al no haber nuevas solo se consiguen de uso, pero a un precio mayor que las nuevas”, explica. La forma de obtenerlas es, por un lado, comprando lotes de autos siniestrados en subastas ejecutadas por aseguradoras o empresas dedicadas a la venta de unidades “chocadas”, para luego “deshuesarlas”. O bien, comprar a ciudadanos que llegan a ofrecer sus vehículos viejos o destinados a la chatarra.
Apenas el pasado julio, la Secretaría de Seguridad Pública de Hidalgo desarticuló un domicilio ubicado en la colonia Guadalupe, casa que servía como bodega de autopartes robadas y en el que incluso hallaron un auto robado.
Además de ello y de múltiples dosis de probable marihuana o cristal, se localizaron tres placas de circulación, mismas que de acuerdo a las bases de datos vehiculares, pertenecían a un autobús y 2 camiones de carga. Dichas unidades contaban con reporte de robo vigente en los estados de Jalisco y Guerrero.