Entre un 20 y 25 por ciento se incrementaron los casos de violencia familiar en Tulancingo y aumentaron hasta en un 40 por ciento las solicitudes de refugio temporal en lo que va de este año, de acuerdo con Emma San Agustín Lemus, titular del Centro Especializado de Atención a la Violencia Familiar (CEAVIF).
Reveló que violencia psicológica es la más recurrente y se trata de un conjunto de agresiones que no tienen implicaciones físicas, sino que son amenazas, chantajes, humillaciones, insultos y demás.
En segundo lugar está el maltrato físico y en tercer sitio se ubica la económica, que consiste en actos y comportamientos que tiene el agresor de manera intencional para tener el control de los ingresos y los recursos financieros de su pareja.
Destacó que la pandemia agudizó la violencia doméstica debido a la convivencia cercana con la pareja, el no poder salir a distraerse, el tener a los hijos en casa, aunado a los problemas económicos que también fue un detonante.
Precisó que son en las colonias populares y en las comunidades en donde hay mayores índices de violencia en contra de ellas.
San Agustín Lemus, atribuyó que los casos se presentan por idiosincrasia, por la cultura del machismo, falta de conocimiento, por dependencia financiera, por presión de que les quitarán a los hijos o por demandas de abandono de hogar.
Detalló que en el CEAVIF en promedio a diario atienden a una docena de usuarias principalmente en el rango de edad de 20 a los 50 años.
Los servicios más solicitados son el apoyo psicológico y jurídico, además, señaló que depende de lo que la víctima quiera denunciar, es el proceso que se le sigue.
“Si es violencia familiar se le da a conocer el derecho que tiene de denunciar a su agresor, ya que está tipificado el delito de violencia familiar y se les canaliza al Ministerio Público haciéndoles un acompañamiento para que de esta manera sean beneficiadas con las medidas cautelares”, compartió.
Además, señaló que les ofrecen alojamiento transitorio cuando las féminas están en riesgo tras haber dejado los domicilios que compartían con sus agresores.
“Cuando son víctimas de violencia extrema y no cuentan con una red de apoyo, se les brinda el servicio de albergue temporal, el protocolo marca tres días”, concluyó.